El siguiente artículo fue escrito por Pat Allwright y Eddy Canfor, miembros de la SGI del Reino Unido. Fue publicado en la revista UK Express de marzo de 1987.
Tomado del Seikyo Criollo, Septiembre 1997.
El principio de unidad budista “Itai Doshin” es la más básica de las enseñanzas budistas y la más importante, pues, como lo establece Nichiren Daishonin en el gosho La Herencia de la Ley fundamental de la vida: “Este lazo espiritual es la base para la transmisión de la máxima Ley de la vida y la muerte”. En otras palabras, la propagación de Nam Miojo Rengue Kio, la ley suprema
que todo lo abarca, depende enteramente de lo que se conoce como “relaciones humanas”, por esto, es de vital importancia, que el significado y el espíritu de “Itai Doshin” sea entendido a cabalidad por quienes practicamos el Budismo de Nichiren Daishonin.
El Gosho Sobre Itai Doshin fue escrito en un momento en el que el Budismo de Nichiren Daishonin estaba siendo objeto de severos ataques. Al comprender que era imposible intimidar a
Nichiren Daishonin y obligarlo a callar, tanto el gobierno como las autoridades religiosas de la época se volcaron a perseguir a los seguidores laicos. En particular, los de la región del poblado de Atsuhara, cercano al Monte Fuji, recibieron, en el período comprendido entre 1275 y 1280, una serie de amenazas y ataques que más adelante pasaron a ser conocidos como “La Persecución de Atsuhara”. Dicha persecución culminó en 1279 con el arresto y tortura de veinte campesinos, ninguno de los cuales renunció a su fe a pesar de que tres de ellos fueron posteriormente decapitados. A este respecto, Nichiren Daishonin dice lo siguiente en el
gosho: “Hoki-bo y Sado-bo y los creyentes de Atsuhara, unidos en una fe llena de coraje, han demostrado la verdadera fuerza de 'Itai Doshin'”.
La fortaleza de la fe demostrada por los mártires de Atsuhara fue la prueba que, de hecho, indujo al Daishonin a determinar que era el momento propicio para inscribir el Dai-Gojonzon,
dedicado a la “salvación de la humanidad”. Nichiren Daishonin inscribió el Dai-Gojonzon antes de que ocurrieran las ejecuciones mencionadas anteriormente, las cuales marcaron el punto culminante de la persecución de Atsuhara.
Literalmente, Itai Doshin significa:
I muchos
tai cuerpos
Do un
shin objetivo
(espíritu, corazón, ideal, fe)
“Unidad” es, en realidad, una traducción inadecuada del concepto de “Itai Doshin” porque la “unidad” puede expresarse de diversas maneras. Por ejemplo, “Dotai Doshin”, un cuerpo
(organizativo) y un objetivo (un ideal) es, como en el fascismo, una forma de unión que trata de hacer que todos sus integrantes piensen y actúen del mismo modo (el cuerpo organizativo por encima de la individualidad). Esta es una forma de unión condenada al fracaso pues va en contra
del normal comportamiento humano. Dotai Ishin (un cuerpo, muchos objetivos) describe a personas unidas en una agrupación (cuerpo) pero desunidas en sus objetivos, tal como en el caso de las agrupaciones políticas o en el de un individuo indeciso. Nichiren Daishonin dice en el gosho: “Hasta un individuo cuyos objetivos se contradicen entre sí, está destinado a terminar
en el fracaso”.
Por otra parte, “Itai Ishin”, muchos cuerpos, muchos objetivos, aunque no es unión en absoluto, es lo que aplica al modo normal en que se “une” la sociedad a gran escala. Muchos individuos
diferentes y grupos de individuos diferentes, persiguiendo cada uno sus propios objetivos particulares. “Itai Doshin" es, fundamentalmente, diferente a todo esto. “Itai” significa que cada individuo despliega al máximo sus habilidades y sus cualidades particulares. Como lo expresa Nichiren Daishonin en el Ongi Kuden: “Los retoños de flores de cereza, de ciruela y de durazno tienen todos sus cualidades propias y manifiestan las tres propiedades del Buda Original sin cambiar sus características individuales”. “Doshin” significa estar unidos en la fe en el Gojonzon y en la meta de lograr el Kosen-rufu. En este sentido, entonces, “Itai Doshin” significa que el Kosen-rufu sólo se podrá lograr cuando la rica diversidad de talentos inherentes a la vida humana se unan en pro de esta meta suprema. En otras palabras, el Kosen-rufu es la suma de los efectos de individuos que, gracias a su práctica al Gojonzon, revelan en su totalidad su propia naturaleza, y llevan a cabo su misión individual en la vida.
Lejos de implicar ningún tipo de adhesión que no sea a la práctica misma, el “Itai Doshin” acentúa la necesidad del logro de una individualidad iluminada. El espíritu de la Soka Gakkai
Internacional es, gracias a este principio, el de una sociedad completamente abierta en la que cada quien puede desarrollar su verdadero carácter y sus verdaderas habilidades, alcanzar su
Revolución Humana, lograr el Estado de Buda y contribuir con la paz mundial. Es en este sentido, las reuniones de diálogo cobran máxima importancia. El presidente Ikeda lo explica
diciendo: Las reuniones de diálogo constituyen, dentro del movimiento del Kosen-rufu, el lugar en el que aplicamos la fe, la práctica y el estudio. Son también el lugar ideal para hacer efectivo el principio de democracia. Es ocasión para que las personas se comuniquen entre sí, de corazón a corazón, para que fortalezcan los lazos que las unen y para que avancen con renovada esperanza
en sus corazones. Además de servir para profundizar la fe y el estudio, las reuniones de diálogo son n lugar de encuentro de diversos tipos de personas, que dirigen desde llí su mirada hacia la comunidad.
Este es un lugar en el que todos pueden aprender. Mi deseo es que todos ustedes pongan
máxima prioridad en las reuniones de diálogo. De aquí se desprende, entonces, que jamás deberíamos apropiarnos de las reuniones de diálogo ni discriminar en ellas a nadie, pues es precisamente “Trascender diferencias” significa sobrepasar el odio, la estrechez de mente
y la arrogancia; que cada uno aprenda a respetar a los demás y que todos trabajen en unidad armoniosa. “Llegar a ser tan inseparables como los peces y el agua en que nadan” significa darse
cuenta de que no sólo nuestra felicidad, sino de nuestra vida misma dependen , en gran medida, de nuestras relaciones con los demás: es ridículo imaginar, por ejemplo, a un pez rechazando
el agua en la que nada.
La Ley expuesta por el budismo no es abstracta; se manifiesta en el logro de la armoniosa unidad de “Itai Doshin”. Por esto es que Nichiren Daishonin dice: “Este lazo espiritual es la base para la transmisión universal de la máxima ley de la vida y la muerte.” Al reconocer la profunda verdad contenida en esta frase podemos trascender nuestro propio ego y llegar a respetar a los demás, aunque los demás parezcan ser muy diferentes a nosotros. Como resultado, llegamos a sentir una enorme sensación de libertad, de profunda gratitud por estar vivos. La fuerza vital del Buda brota desde dentro de nosotros y no podemos evitar que los demás se sientan atraídos
hacia el Gojonzon. Si un grupo o distrito no crece, el problema está en la falta de “Itai Doshin”.
No obstante, "Itai Doshin" no se logra porque nos dediquemos a decirles a todos “ustedes no están unidos” esto ya implicaría que la responsabilidad está en los demás, y no en nosotros.
Por muy contradictorio que parezca, el “Itai Doshin se logra cuando cada individuo se levanta solo. La oración, la propagación y, como consecuencia, la acumulación de buena fortuna en
nuestra vida, nos llevará, inevitablemente, a animar a los demás a que hagan lo mismo. El logro del “Itai Doshin” no depende de que confiemos en que hay alguien que lo va a lograr. Por el contrario, depende de la decisión de cada uno de nosotros, y se logra al profundizar nuestra relación con el Gojonzon. Entonces, como dice el Daishonin: “Aunque Nichiren y sus discípulos son pocos en número, gracias a que actúan en 'Itai Doshin' lograrán su gran misión de propagar el Sutra del Loto”.
La oración, la propagación y, como consecuencia, la acumulación de buena fortuna en nuestra vida, nos llevará, inevitablemente, a animar a los demás a que hagan lo mismo. El logro del “Itai
Doshin” no depende de que confiemos en que hay alguien que lo va a lograr. Por el contrario, depende de la decisión de cada uno de nosotros, y se logra al profundizar nuestra relación con el Gojonzon. Entonces, como dice el Daishonin: “Aunque Nichiren y sus discípulos son pocos en número, gracias a que actúan en 'Itai Doshin' lograrán su gran misión de propagar el Sutra del Loto”.
22.1.05
21.1.05
Deseos Mundanos en Iluminación
Tomado de Buddhism in Daily Life, SGI Quarterly No. 19, enero 2000
A menudo, las personas que conocen el Budismo de Nichiren por primera vez, se sorprenden por la postura de éste hacia los deseos, la cual parece contradecir la imagen prevaleciente del Budismo, ya que para muchos, éste se asocia con el ascetismo y en efecto, hay muchas escuelas y tradiciones que enfatizan la necesidad de eliminar los deseos y cortar con todos los apegos.
Una vida controlada por los deseos es miserable. En las escrituras Budistas se simboliza ese estado de vida con "demonios hambrientos" con cabezas gigantes y enormes bocas pero con estrechísimas gargantas que les hacen imposible satisfacer su hambre. El horror que, deliberadamente provocan estas imágenes, lo cultivó el Buda Shakyamuni debido a la necesidad de separar a la gente de sus apegos a las cosas, incluyendo a la existencia física. Shakyamuni trataba de decirles que la felicidad real no estaba aquí y que los apegos terminarían por perderlos.
Las tendencias profundamente arraigadas a los apegos y los deseos (en Japonés, bonno) se traducen al Inglés como "earthly desires" (en Español: deseos mundanos). Pero, ya que estas tendencias también incluyen el odio, la arrogancia, la desconfianza y el miedo, la traducción "deluded impulses" (en Español: motivos o impulsos engañosos), podría resultar en algunos casos más apropiada. ¿Es posible eliminar realmente tales deseos y apegos? Después de todo, los apegos son sentimientos humanos naturales y los deseos son un aspecto vital y necesario de la vida. El deseo, por ejemplo, de protegerse uno mismo y a los seres amados, ha sido la inspiración para un amplio campo de progreso en la creación de grupos sociales de apoyo. Asimismo, el deseo de entender el lugar de la humanidad en el cosmos, ha llevado al desarrollo de la filosofía, la literatura y del pensamiento religioso.
En este sentido, eliminar todos los deseos no es posible ni, de hecho, deseable. Si nos despojamos por completo de los deseos, podríamos terminar socavando nuestra voluntad de vivir, tanto individual, como colectivamente.
Las enseñanzas de Nichiren enfatizan la transformación, en lugar de la eliminación, de los deseos. Los deseos y los apegos son vistos como combustible en la búsqueda de la iluminación. Él dice: "Ahora, Nichiren y los que invocan Nam-myojo-rengue-kyo... queman la leña de los deseos mundanos y contemplan el fuego de la sabiduría iluminada..." En el mismo tenor, el Sutra del Valor Universal establece: "Aun sin extinguir sus deseos mundanos o negando los cinco deseos, ellos pueden purificar todos sus sentidos y erradicar todas sus faltas." El enfoque de Nichiren tiene el efecto de popularizar, humanizar y democratizar el Budismo. En otras palabras, al hacer de las aspiraciones, los sueños y frustraciones de la vida diaria el "combustible" para el proceso de la iluminación, Nichiren abre el camino de la práctica budista a aquellos que habían sido tradicionalmente excluidos, debido a la exigencia de retirarse del mundo a la meditación; aquellos, por ejemplo, quienes desean continuar jugando un papel activo en el mundo.
De tal manera que no es coincidencia que esta actitud hacia los deseos ocupe un lugar central en la tradición del Budismo Mahayana y que enfatice el papel de los practicantes laicos. Para las personas que viven en medio de los cambios constantes y la tensa realidad, éstos desafíos precisamente, son los estímulos más efectivos para dedicarse a la práctica budista, en lugar de un objetivo abstracto de "iluminación" que requiera de cortar con todos los deseos y apegos. Sobreponerse a los problemas, realizar sueños y metas largamente acariciados: esta es la clase de cosas cotidianas de las cuales obtenemos un sentido de realización y felicidad. El Presidente de la SGI ha enfatizado la importancia de no cortar nuestros apegos, sino de entenderlos y, a final de cuentas, usarlos.
Las experiencias de la fe de los miembros de SGI describen eventos y cambios que parecen a simple vista estar enfocados hacia la parte externa y material de la vida. Pero tales "beneficios" son sólo una parte de la historia. El Budismo divide los beneficios de la práctica en "conspicuos" e "inconspicuos." Los beneficios de obtener un nuevo trabajo, vencer una enfermedad, un matrimonio exitoso y así sucesivamente, no están separados de un profundo y concienzudo proceso de auto-reflexión dirigido a una transformación interna. El grado de motivación generada por los deseos, puede aportar tal intensidad a nuestra práctica, que finalmente se obtiene la recompensa espiritual. Bonno soku bodai significa literalmente "Los deseos mundanos son iluminación" y el concepto conforma una tesis clave en el Budismo de Nichiren. A través de nuestra práctica budista, aun el más mundano y engañoso impulso puede ser transformado en algo generoso y noble y, nuestros deseos, enfocados de forma natural en nosotros mismos, se extienden a otros deseos concernientes a nuestras familias, amigos, comunidades y, finalmente, al mundo entero.
En esta forma, la naturaleza de los deseos se transforma gradualmente, de deseos por lo material y físico, a deseos orientados más espiritualmente, para llevar una vida más plena. Como dice el Presidente Ikeda: "Creo en la existencia de otra clase de deseos humanos: A esto le llamo el deseo fundamental y, tengo la convicción de que este deseo fundamental, es la fuerza que impulsa activamente a todos los otros deseos humanos hacia la creatividad. Es la fuente de toda la energía impulsora inherente a la vida; también es el anhelo de unir la propia vida con la vida del universo y obtener su energía vital."
A menudo, las personas que conocen el Budismo de Nichiren por primera vez, se sorprenden por la postura de éste hacia los deseos, la cual parece contradecir la imagen prevaleciente del Budismo, ya que para muchos, éste se asocia con el ascetismo y en efecto, hay muchas escuelas y tradiciones que enfatizan la necesidad de eliminar los deseos y cortar con todos los apegos.
Una vida controlada por los deseos es miserable. En las escrituras Budistas se simboliza ese estado de vida con "demonios hambrientos" con cabezas gigantes y enormes bocas pero con estrechísimas gargantas que les hacen imposible satisfacer su hambre. El horror que, deliberadamente provocan estas imágenes, lo cultivó el Buda Shakyamuni debido a la necesidad de separar a la gente de sus apegos a las cosas, incluyendo a la existencia física. Shakyamuni trataba de decirles que la felicidad real no estaba aquí y que los apegos terminarían por perderlos.
Las tendencias profundamente arraigadas a los apegos y los deseos (en Japonés, bonno) se traducen al Inglés como "earthly desires" (en Español: deseos mundanos). Pero, ya que estas tendencias también incluyen el odio, la arrogancia, la desconfianza y el miedo, la traducción "deluded impulses" (en Español: motivos o impulsos engañosos), podría resultar en algunos casos más apropiada. ¿Es posible eliminar realmente tales deseos y apegos? Después de todo, los apegos son sentimientos humanos naturales y los deseos son un aspecto vital y necesario de la vida. El deseo, por ejemplo, de protegerse uno mismo y a los seres amados, ha sido la inspiración para un amplio campo de progreso en la creación de grupos sociales de apoyo. Asimismo, el deseo de entender el lugar de la humanidad en el cosmos, ha llevado al desarrollo de la filosofía, la literatura y del pensamiento religioso.
En este sentido, eliminar todos los deseos no es posible ni, de hecho, deseable. Si nos despojamos por completo de los deseos, podríamos terminar socavando nuestra voluntad de vivir, tanto individual, como colectivamente.
Las enseñanzas de Nichiren enfatizan la transformación, en lugar de la eliminación, de los deseos. Los deseos y los apegos son vistos como combustible en la búsqueda de la iluminación. Él dice: "Ahora, Nichiren y los que invocan Nam-myojo-rengue-kyo... queman la leña de los deseos mundanos y contemplan el fuego de la sabiduría iluminada..." En el mismo tenor, el Sutra del Valor Universal establece: "Aun sin extinguir sus deseos mundanos o negando los cinco deseos, ellos pueden purificar todos sus sentidos y erradicar todas sus faltas." El enfoque de Nichiren tiene el efecto de popularizar, humanizar y democratizar el Budismo. En otras palabras, al hacer de las aspiraciones, los sueños y frustraciones de la vida diaria el "combustible" para el proceso de la iluminación, Nichiren abre el camino de la práctica budista a aquellos que habían sido tradicionalmente excluidos, debido a la exigencia de retirarse del mundo a la meditación; aquellos, por ejemplo, quienes desean continuar jugando un papel activo en el mundo.
De tal manera que no es coincidencia que esta actitud hacia los deseos ocupe un lugar central en la tradición del Budismo Mahayana y que enfatice el papel de los practicantes laicos. Para las personas que viven en medio de los cambios constantes y la tensa realidad, éstos desafíos precisamente, son los estímulos más efectivos para dedicarse a la práctica budista, en lugar de un objetivo abstracto de "iluminación" que requiera de cortar con todos los deseos y apegos. Sobreponerse a los problemas, realizar sueños y metas largamente acariciados: esta es la clase de cosas cotidianas de las cuales obtenemos un sentido de realización y felicidad. El Presidente de la SGI ha enfatizado la importancia de no cortar nuestros apegos, sino de entenderlos y, a final de cuentas, usarlos.
Las experiencias de la fe de los miembros de SGI describen eventos y cambios que parecen a simple vista estar enfocados hacia la parte externa y material de la vida. Pero tales "beneficios" son sólo una parte de la historia. El Budismo divide los beneficios de la práctica en "conspicuos" e "inconspicuos." Los beneficios de obtener un nuevo trabajo, vencer una enfermedad, un matrimonio exitoso y así sucesivamente, no están separados de un profundo y concienzudo proceso de auto-reflexión dirigido a una transformación interna. El grado de motivación generada por los deseos, puede aportar tal intensidad a nuestra práctica, que finalmente se obtiene la recompensa espiritual. Bonno soku bodai significa literalmente "Los deseos mundanos son iluminación" y el concepto conforma una tesis clave en el Budismo de Nichiren. A través de nuestra práctica budista, aun el más mundano y engañoso impulso puede ser transformado en algo generoso y noble y, nuestros deseos, enfocados de forma natural en nosotros mismos, se extienden a otros deseos concernientes a nuestras familias, amigos, comunidades y, finalmente, al mundo entero.
En esta forma, la naturaleza de los deseos se transforma gradualmente, de deseos por lo material y físico, a deseos orientados más espiritualmente, para llevar una vida más plena. Como dice el Presidente Ikeda: "Creo en la existencia de otra clase de deseos humanos: A esto le llamo el deseo fundamental y, tengo la convicción de que este deseo fundamental, es la fuerza que impulsa activamente a todos los otros deseos humanos hacia la creatividad. Es la fuente de toda la energía impulsora inherente a la vida; también es el anhelo de unir la propia vida con la vida del universo y obtener su energía vital."
EL GOJONZON
CONFERENCIA DE GREG MARTÍN
Hoy vamos a hablar del “objeto de devoción” del budismo de Nichiren Daishonin. El primer punto que quisiera mencionar es que el primer diccionario de japonés fue escrito por portugueses. Hace cientos de años, llegaron al Japón algunos barcos en los que también llegaron sacerdotes jesuitas. Ellos interpretaban lo que veían según su perspectiva cristiana. Por esa razón, muchas de las palabras que se refieren a los escritos budistas tienen la influencia de la perspectiva cristiana. Un ejemplo de eso es la expresión “objeto de devoción.” En las traducciones que se usaban anteriormente de los goshos usábamos la palabra “objeto de veneración” pero venerar es colocar al Gojonzon por encima de nosotros, y esa no es la verdadera relación de nosotros con el Gojonzon por eso en las nuevas traducciones usamos “objeto de devoción.” Se puede decir, por ejemplo, que una persona está dedicada o devocionada a su familia pero esto no es lo mismo que decir que estar venerando a su familia. Uno puede estar devocionado o dedicado a su maestro o a su mentor pero no venerándolo o rindiéndole culto. Claramente, cuando pensamos en nuestra relación con el Gojonzon tenemos que cambiar la idea de que estamos venerando un poder externo que está por encima de nosotros. En realidad es algo a lo que nos dedicamos. Nos devocionamos al Gojonzon mediante nuestra práctica budista.
El segundo punto que quisiera mencionar es que en casi todas las culturas existe la idea de que los objetos tienen poder por sí solos. De hecho, es algo que llevó a un gran cisma en la iglesia católica. Los ortodoxos orientales pensaban que las imágenes tenían en sí mismos un poder divino. Los católicos romanos decían que no, que estas imágenes lo representan. Por esta discordia, la iglesia se dividió entre cristianos ortodoxos y cristianos católicos. Aún ahora muchas personas creen que las imágenes tiene poder. Es una idea muy antigua que está muy arraigada en la mente de las personas.
Cuando creemos que un objeto tiene poder la idea es que una persona o un sacerdote le ha otorgado ese poder. O que ha ocurrido un milagro y que un ser supremo le dio el poder a ese objeto. Así este objeto, que es como una batería que está cargada, lo podemos llevar a la casa y le enchufamos nuestras vidas. O pensamos que ese objeto es como una computadora de la que podemos descargar un programa, para luego cargar el programa a nuestra vida. Esto, a un nivel fundamental, es creer que el poder está fuera de nosotros, es decir, que nosotros no tenemos ese poder, y que por eso lo tenemos que obtener de algo o alguien que está fuera de nosotros. Esa creencia de que el poder está allá arriba o allá afuera y no dentro de nosotros, de que hay un poder que es mayor y mejor que el de nosotros, nos lleva a poner a algo o a alguien por encima de nosotros. Y al poner a alguien por encima de nosotros, necesariamente nos colocamos por debajo de ese alguien o ese algo.
Lamentablemente la historia humana está llena de ejemplos así. Yo creo que la razón es que es extremadamente difícil para los seres humanos creer en sí mismos. Estamos tan concientes de nuestras debilidades, de nuestras negatividades, de nuestras carencias. Por eso, cuando vemos a otros que parecen estar mejor que nosotros, fácilmente llegamos a creer que ellos tienen algo que nosotros no tenemos.
Las religiones por muchos miles de años han tomado ventaja de esta falta de credibilidad que ser humano tiene en cuanto a sí mismo. Al hacerlo han esclavizado espiritualmente a las personas. Pero eso sólo es posible cuando las personas aceptan no creer en sí mismas. Sólo es posible cuando no confiamos en nuestro propio poder. En este gosho el Daishonin dice muy claramente que esto no es así. No existe ninguna persona, ni ningún ser supremo, ni ninguna entidad fuera de nosotros que nos pueda suministrar poder alguno.
¿Cuando ustedes recibieron sus Gojonzon particulares y lo entronizaron en sus casas, eso les cambio la vida? ¿Si ustedes no hacen gonguio, daimoku, actividades y estudio, tener un Gojonzon cambia su vida? La respuesta es no, y la razón es que, sin usted, el Gojonzon no tiene poder. Usted es la persona clave. Su fe y su práctica es lo que activa el poder del Gojonzon.
En este gosho Nichiren Daishonin especifica claramente que un objeto, por sí mismo, no puede ser igual a un Buda. La razón es que al objeto le faltan dos cosas: la voz del buda y el espíritu del buda. El daimoku, es decir, la invocación Nam-myojo-rengue-kyo, está inscrito en el centro del gojonzon, y el gosho dice “...la voz hace el trabajo del Buda.” El daimoku forma parte del objeto de devoción, en el gosho La apertura de los ojos, Nichiren Daishonin dice:
El buda posee 32 características o rasgos, todas ellas representan el aspecto físico. Treinta y una de ellas pertenecen a la categoría de las características visibles y físicas... pueden ser representadas en formas perceptibles, tales como cuadros o estatuas. El rasgo que falta, la voz... pertenece a la categoría de los atributos invisibles y físicos...no puede ser plasmada en ninguna forma ya sea en cuadro o imagen.
Al inscribir el Gojonzon, Nichiren Daishonin hizo casi todo el trabajo, al dejarnos el Gojonzon que nosotros tenemos en nuestras casas, nos dejó la perfecta potencialidad. A este respecto, Nichiren dice lo siguiente:
Desde la muerte del Buda se han hecho dos clases de imágenes de él, talladas en madera o pintadas, ellas son poseedoras de las 31 características del Buda, pero carecen de su voz pura y de largo alcance. Por lo tanto no son iguales al Buda y también carecen del aspecto espiritual.
Se requiere de un ser humano que entone daimoku para que el trabajo del Daishonin esté completo. Y para que usted complete el trabajo que el Buda comenzó, usted debe ser un Buda. El Gojonzon incluye a la persona que entona el daimoku, nosotros somos parte del Gojonzon. Por eso el Daishonin nos dice “nunca busque este Gojonzon fuera de usted mismo.” Después de todo, el poder, la fuente de poder, es usted.
Esto es algo que nos reta a cambiar el modo en el que nos vemos a nosotros mismos. Nos desafía a traspasar la falta de credibilidad en nosotros. Por esta razón si nos sentamos frente al Gojonzon a mendigar, a pedirle al Gojonzon como si se tratase de un ser supremo, sólo logramos manifestamos muy poco del poder del Gojonzon. Pero cuando realmente captamos “soy Buda,” al entonar daimoku al Gojonzon estamos haciendo el trabajo del Buda, es ahí cuando hacemos surgir nuestra budeidad y la manifestamos.
Una cosa más, el daimoku todavía no es suficiente si fuese suficiente el daimoku sería una fórmula mágica, cualquiera lo podría repetir y siempre funcionaría. Pero todos hemos pasado por momentos en los que hemos entonado daimoku y no ha funcionado.
El último ingrediente, como dice la frase de gosho anterior es el aspecto espiritual del Buda. Hay muchas otras sectas de budismo de Nichiren que tienen Gojonzon, incluyendo la Nichiren Shoshu, que hacen el mismo daimoku que hacemos nosotros, que estudian lo mismo que estudiamos nosotros, que hacen gonguio, que tienen un Gojonzon, que hacen actividades, pero hay una gran diferencia en el tipo de resultado que ellos derivan de todo eso. La razón es que carecen del aspecto espiritual del Buda.
En el gosho sobre la Obtención del Estado de Buda, el Daishonin dice que uno puede estar practicando y, aún así, no ser un budista. De hecho, creo que muchos de nosotros somos budistas por fuera pero seguimos siendo cristianos por dentro. Por eso tenemos prueba real, pero tenemos poca prueba real; aún no podemos manifestar la inmensa e increíble prueba real del poder del Gojonzon. La clave está en el aspecto espiritual del Buda, es decir, el ichinen de fe: Practicar con “el mismo ichinen de Nichiren” o “la misma mente de Nichiren” “con el mismo objetivo de Nichiren.” Esto significa “practicar con el profundo deseo del kosen rufu.” La clave es tener “el mismo objetivo y la misma intención de Nichiren.”
Cuando cantamos daimoku al Gojonzon con el mismo objetivo que Nichiren, entonces es cuando completamos el Gojonzon. Ahí es cuando despierta el poder del Gojonzon. Por eso estudiar es tan importante. Si no estudiamos el gosho y no leemos las orientaciones del Presidente Ikeda, no podemos saber cuál es el objetivo de Nichiren.
Podemos estar entonando daimoku pero estar desviados hacia algo muy lejano al objetivo o a la intención del Daishonin. Podemos estar alabando al Gojonzon con nuestro daimoku pero estar traicionando sus intenciones. Por ejemplo, podemos estar entonando mucho daimoku, pero rompiendo la unidad. Podemos estar haciendo fuertes actividades pero en lugar de tener el corazón en el kosen rufu, podemos estar haciéndolo para satisfacer nuestro pequeño ego. Eso no es tener el mismo objetivo de Nichiren. Eso disminuye el poder del Gojonzon. Por eso recibimos orientaciones. Todos sabemos la conclusión de todas las orientaciones en la fe: entonar más daimoku... ¿Alguno de ustedes ha recibido una orientación en la que le digan “no entone tanto daimoku”? (risas) No, claro que no, siempre la conclusión es “más daimoku”. Por eso como ya sabemos eso, especialmente la división de caballeros (risas) pensamos: “¿Para qué recibir orientación? Me van a decir que la clave está en que entone daimoku y eso ya yo lo sé.” La razón por la que buscamos la orientación no es para que nos digan que entonemos más daimoku es para que corrijamos nuestro ichinen de fe, es decir para que podamos orientar nuestra actitud y nuestra intención hacia la misma actitud y la misma intención de Nichiren Daishonin.
Por ejemplo si estamos sufriendo de enfermedad y nos desalentamos por las palabras del médico. Estamos hacemos daimoku pero sentimos que no podemos lograr la confianza y el coraje para activar el poder de la práctica, nos derrota el diagnóstico del médico y no podemos tener la confianza que tenía el Daishonin, estamos haciendo gonguio y entonando daimoku pero en nuestro corazón nuestra determinación es diferente a la de Nichiren.
Cuando nuestra determinación y nuestro corazón no están puestos en el mismos objetivo de Nichiren el poder del Gojonzon permanece dormido, latente. Entonces acudimos a nuestro responsable a pedirle orientación (aunque eso casi siempre ocurre es en la División de Damas) (risas) esta persona nos da la orientación y nos dice: “Qué está pasando contigo? Yo sobrepasé el cáncer seis 6 veces!!! (risas) Entonces esta persona nos lee una frase de gosho, y nos dice “el Gojonzon es absoluto, tú también puedes... lucha por vivir para kosen rufu,” entonces nuestro ichinen de fe correcto despierta de nuevo y decimos: “Si ella lo pudo hacer, yo también lo puedo hacer.” Entonces vamos al Gojonzon y entonamos daimoku con otra actitud, e inmediatamente el poder del Gojonzon que ha estado dormido se despierta y los beneficios comienzan a fluir.
A veces creemos que nuestra fe está derecha, creemos que todo está bien, entonces vamos a un responsable serio y esta persona se da cuenta de que nuestra fe en realidad no está derecha, y nos lo dice, mira, está torcida y entonces le hacemos un “tratamiento quiropráctico” a nuestra fe torcida y la enderezamos. Al enderezar nuestra actitud comienzan a cambiar las cosas. Las orientaciones son para cambiar la actitud, un dirigente experimentado puede ver que la actitud de un miembro es incorrecta. Al hacer ese “tratamiento quiropráctico espiritual” cambia todo.
Sin duda alguna, cuanto entonamos daimoku con la misma intención de Nichiren es cuando estamos llevando a la práctica budista las dos cosas que nosotros tenemos que aportar para que el poder del Gojonzon esté completo: la voz del Buda, y el aspecto espiritual del Buda, es decir, el mismo objetivo y la misma intención de Nichiren, nuestra actitud en la fe.
Para quienes no tienen el mismo objetivo de Nichiren Daishonin el Gojonzon es un pedazo de papel, esto nos ayuda a comprender la esencia del danto. Cuando comienzan a traicionar los goshos y pierden el objetivo de Nichiren Daishonin, entonces el Gojonzon ya no es el Gojonzon, no tiene poder, no es una falla del Gojonzon, al ellos desviarse el Gojonzon permanece dormido. Por eso, nuestros amigos miembros que se han ido con el danto han perdido el poder del Gojonzon por eso seguimos hablando con ellos una y otra vez. Nikken no quiere que sepamos que ya nosotros tenemos dentro de nosotros el poder que necesitamos, quiere que creamos que es Nikken quien tiene el poder. Que sólo él puede activar el poder del Gojonzon y que él se lo puede quitar. Ellos saben lo difícil que es que un ser humano llegue a creer plenamente en sí mismo.
Pero el budismo de Nichiren Daishonin en su nivel más fundamental existe para enseñarle a todas y cada una de las personas que ella... ella misma... y no algo externo a ella... tiene el máximo poder dentro de sí. ESTE ES EL OBJETIVO DE NICHIREN, ESA ES LA INTENCIÓN DE NICHIREN.
Así, cuando los Bodisatvas de la Tierra nos sentamos frente al Gojonzon y entonamos un sincero daimoku con la misma intención de Nichiren Daishonin de lograr el kosen rufu, completamos el Gojonzon, completamos el trabajo del Buda, y completar el trabajo del Buda es algo que sólo un Buda puede hacer, al hacerlo, sacamos el buda del Gojonzon, y a la vez que sacamos el buda del Gojonzon el buda que está dentro de nosotros también sale. Esta fusión de kyo-chi-myo-go, entre la budeidad del Gojonzon y nuestra propia budeidad da lugar a la gran ceremonia del kosen rufu. Ocurre exactamente lo que está descrito en el sutra del loto en la ceremonia del aire.
Es importante que aprendamos del problema con el clero y que nos repitamos a nosotros mismos una y otra vez y que le repitamos a nuestros hijos y a nuestros nietos que NOSOTROS TENEMOS EL MAXIMO PODER IMAGINABLE EN NUESTRA PROPIA VIDA. Que no existe otra fuente de poder que las vidas de nosotros los seres humanos que entonamos daimoku al Gojonzon.
Hoy vamos a hablar del “objeto de devoción” del budismo de Nichiren Daishonin. El primer punto que quisiera mencionar es que el primer diccionario de japonés fue escrito por portugueses. Hace cientos de años, llegaron al Japón algunos barcos en los que también llegaron sacerdotes jesuitas. Ellos interpretaban lo que veían según su perspectiva cristiana. Por esa razón, muchas de las palabras que se refieren a los escritos budistas tienen la influencia de la perspectiva cristiana. Un ejemplo de eso es la expresión “objeto de devoción.” En las traducciones que se usaban anteriormente de los goshos usábamos la palabra “objeto de veneración” pero venerar es colocar al Gojonzon por encima de nosotros, y esa no es la verdadera relación de nosotros con el Gojonzon por eso en las nuevas traducciones usamos “objeto de devoción.” Se puede decir, por ejemplo, que una persona está dedicada o devocionada a su familia pero esto no es lo mismo que decir que estar venerando a su familia. Uno puede estar devocionado o dedicado a su maestro o a su mentor pero no venerándolo o rindiéndole culto. Claramente, cuando pensamos en nuestra relación con el Gojonzon tenemos que cambiar la idea de que estamos venerando un poder externo que está por encima de nosotros. En realidad es algo a lo que nos dedicamos. Nos devocionamos al Gojonzon mediante nuestra práctica budista.
El segundo punto que quisiera mencionar es que en casi todas las culturas existe la idea de que los objetos tienen poder por sí solos. De hecho, es algo que llevó a un gran cisma en la iglesia católica. Los ortodoxos orientales pensaban que las imágenes tenían en sí mismos un poder divino. Los católicos romanos decían que no, que estas imágenes lo representan. Por esta discordia, la iglesia se dividió entre cristianos ortodoxos y cristianos católicos. Aún ahora muchas personas creen que las imágenes tiene poder. Es una idea muy antigua que está muy arraigada en la mente de las personas.
Cuando creemos que un objeto tiene poder la idea es que una persona o un sacerdote le ha otorgado ese poder. O que ha ocurrido un milagro y que un ser supremo le dio el poder a ese objeto. Así este objeto, que es como una batería que está cargada, lo podemos llevar a la casa y le enchufamos nuestras vidas. O pensamos que ese objeto es como una computadora de la que podemos descargar un programa, para luego cargar el programa a nuestra vida. Esto, a un nivel fundamental, es creer que el poder está fuera de nosotros, es decir, que nosotros no tenemos ese poder, y que por eso lo tenemos que obtener de algo o alguien que está fuera de nosotros. Esa creencia de que el poder está allá arriba o allá afuera y no dentro de nosotros, de que hay un poder que es mayor y mejor que el de nosotros, nos lleva a poner a algo o a alguien por encima de nosotros. Y al poner a alguien por encima de nosotros, necesariamente nos colocamos por debajo de ese alguien o ese algo.
Lamentablemente la historia humana está llena de ejemplos así. Yo creo que la razón es que es extremadamente difícil para los seres humanos creer en sí mismos. Estamos tan concientes de nuestras debilidades, de nuestras negatividades, de nuestras carencias. Por eso, cuando vemos a otros que parecen estar mejor que nosotros, fácilmente llegamos a creer que ellos tienen algo que nosotros no tenemos.
Las religiones por muchos miles de años han tomado ventaja de esta falta de credibilidad que ser humano tiene en cuanto a sí mismo. Al hacerlo han esclavizado espiritualmente a las personas. Pero eso sólo es posible cuando las personas aceptan no creer en sí mismas. Sólo es posible cuando no confiamos en nuestro propio poder. En este gosho el Daishonin dice muy claramente que esto no es así. No existe ninguna persona, ni ningún ser supremo, ni ninguna entidad fuera de nosotros que nos pueda suministrar poder alguno.
¿Cuando ustedes recibieron sus Gojonzon particulares y lo entronizaron en sus casas, eso les cambio la vida? ¿Si ustedes no hacen gonguio, daimoku, actividades y estudio, tener un Gojonzon cambia su vida? La respuesta es no, y la razón es que, sin usted, el Gojonzon no tiene poder. Usted es la persona clave. Su fe y su práctica es lo que activa el poder del Gojonzon.
En este gosho Nichiren Daishonin especifica claramente que un objeto, por sí mismo, no puede ser igual a un Buda. La razón es que al objeto le faltan dos cosas: la voz del buda y el espíritu del buda. El daimoku, es decir, la invocación Nam-myojo-rengue-kyo, está inscrito en el centro del gojonzon, y el gosho dice “...la voz hace el trabajo del Buda.” El daimoku forma parte del objeto de devoción, en el gosho La apertura de los ojos, Nichiren Daishonin dice:
El buda posee 32 características o rasgos, todas ellas representan el aspecto físico. Treinta y una de ellas pertenecen a la categoría de las características visibles y físicas... pueden ser representadas en formas perceptibles, tales como cuadros o estatuas. El rasgo que falta, la voz... pertenece a la categoría de los atributos invisibles y físicos...no puede ser plasmada en ninguna forma ya sea en cuadro o imagen.
Al inscribir el Gojonzon, Nichiren Daishonin hizo casi todo el trabajo, al dejarnos el Gojonzon que nosotros tenemos en nuestras casas, nos dejó la perfecta potencialidad. A este respecto, Nichiren dice lo siguiente:
Desde la muerte del Buda se han hecho dos clases de imágenes de él, talladas en madera o pintadas, ellas son poseedoras de las 31 características del Buda, pero carecen de su voz pura y de largo alcance. Por lo tanto no son iguales al Buda y también carecen del aspecto espiritual.
Se requiere de un ser humano que entone daimoku para que el trabajo del Daishonin esté completo. Y para que usted complete el trabajo que el Buda comenzó, usted debe ser un Buda. El Gojonzon incluye a la persona que entona el daimoku, nosotros somos parte del Gojonzon. Por eso el Daishonin nos dice “nunca busque este Gojonzon fuera de usted mismo.” Después de todo, el poder, la fuente de poder, es usted.
Esto es algo que nos reta a cambiar el modo en el que nos vemos a nosotros mismos. Nos desafía a traspasar la falta de credibilidad en nosotros. Por esta razón si nos sentamos frente al Gojonzon a mendigar, a pedirle al Gojonzon como si se tratase de un ser supremo, sólo logramos manifestamos muy poco del poder del Gojonzon. Pero cuando realmente captamos “soy Buda,” al entonar daimoku al Gojonzon estamos haciendo el trabajo del Buda, es ahí cuando hacemos surgir nuestra budeidad y la manifestamos.
Una cosa más, el daimoku todavía no es suficiente si fuese suficiente el daimoku sería una fórmula mágica, cualquiera lo podría repetir y siempre funcionaría. Pero todos hemos pasado por momentos en los que hemos entonado daimoku y no ha funcionado.
El último ingrediente, como dice la frase de gosho anterior es el aspecto espiritual del Buda. Hay muchas otras sectas de budismo de Nichiren que tienen Gojonzon, incluyendo la Nichiren Shoshu, que hacen el mismo daimoku que hacemos nosotros, que estudian lo mismo que estudiamos nosotros, que hacen gonguio, que tienen un Gojonzon, que hacen actividades, pero hay una gran diferencia en el tipo de resultado que ellos derivan de todo eso. La razón es que carecen del aspecto espiritual del Buda.
En el gosho sobre la Obtención del Estado de Buda, el Daishonin dice que uno puede estar practicando y, aún así, no ser un budista. De hecho, creo que muchos de nosotros somos budistas por fuera pero seguimos siendo cristianos por dentro. Por eso tenemos prueba real, pero tenemos poca prueba real; aún no podemos manifestar la inmensa e increíble prueba real del poder del Gojonzon. La clave está en el aspecto espiritual del Buda, es decir, el ichinen de fe: Practicar con “el mismo ichinen de Nichiren” o “la misma mente de Nichiren” “con el mismo objetivo de Nichiren.” Esto significa “practicar con el profundo deseo del kosen rufu.” La clave es tener “el mismo objetivo y la misma intención de Nichiren.”
Cuando cantamos daimoku al Gojonzon con el mismo objetivo que Nichiren, entonces es cuando completamos el Gojonzon. Ahí es cuando despierta el poder del Gojonzon. Por eso estudiar es tan importante. Si no estudiamos el gosho y no leemos las orientaciones del Presidente Ikeda, no podemos saber cuál es el objetivo de Nichiren.
Podemos estar entonando daimoku pero estar desviados hacia algo muy lejano al objetivo o a la intención del Daishonin. Podemos estar alabando al Gojonzon con nuestro daimoku pero estar traicionando sus intenciones. Por ejemplo, podemos estar entonando mucho daimoku, pero rompiendo la unidad. Podemos estar haciendo fuertes actividades pero en lugar de tener el corazón en el kosen rufu, podemos estar haciéndolo para satisfacer nuestro pequeño ego. Eso no es tener el mismo objetivo de Nichiren. Eso disminuye el poder del Gojonzon. Por eso recibimos orientaciones. Todos sabemos la conclusión de todas las orientaciones en la fe: entonar más daimoku... ¿Alguno de ustedes ha recibido una orientación en la que le digan “no entone tanto daimoku”? (risas) No, claro que no, siempre la conclusión es “más daimoku”. Por eso como ya sabemos eso, especialmente la división de caballeros (risas) pensamos: “¿Para qué recibir orientación? Me van a decir que la clave está en que entone daimoku y eso ya yo lo sé.” La razón por la que buscamos la orientación no es para que nos digan que entonemos más daimoku es para que corrijamos nuestro ichinen de fe, es decir para que podamos orientar nuestra actitud y nuestra intención hacia la misma actitud y la misma intención de Nichiren Daishonin.
Por ejemplo si estamos sufriendo de enfermedad y nos desalentamos por las palabras del médico. Estamos hacemos daimoku pero sentimos que no podemos lograr la confianza y el coraje para activar el poder de la práctica, nos derrota el diagnóstico del médico y no podemos tener la confianza que tenía el Daishonin, estamos haciendo gonguio y entonando daimoku pero en nuestro corazón nuestra determinación es diferente a la de Nichiren.
Cuando nuestra determinación y nuestro corazón no están puestos en el mismos objetivo de Nichiren el poder del Gojonzon permanece dormido, latente. Entonces acudimos a nuestro responsable a pedirle orientación (aunque eso casi siempre ocurre es en la División de Damas) (risas) esta persona nos da la orientación y nos dice: “Qué está pasando contigo? Yo sobrepasé el cáncer seis 6 veces!!! (risas) Entonces esta persona nos lee una frase de gosho, y nos dice “el Gojonzon es absoluto, tú también puedes... lucha por vivir para kosen rufu,” entonces nuestro ichinen de fe correcto despierta de nuevo y decimos: “Si ella lo pudo hacer, yo también lo puedo hacer.” Entonces vamos al Gojonzon y entonamos daimoku con otra actitud, e inmediatamente el poder del Gojonzon que ha estado dormido se despierta y los beneficios comienzan a fluir.
A veces creemos que nuestra fe está derecha, creemos que todo está bien, entonces vamos a un responsable serio y esta persona se da cuenta de que nuestra fe en realidad no está derecha, y nos lo dice, mira, está torcida y entonces le hacemos un “tratamiento quiropráctico” a nuestra fe torcida y la enderezamos. Al enderezar nuestra actitud comienzan a cambiar las cosas. Las orientaciones son para cambiar la actitud, un dirigente experimentado puede ver que la actitud de un miembro es incorrecta. Al hacer ese “tratamiento quiropráctico espiritual” cambia todo.
Sin duda alguna, cuanto entonamos daimoku con la misma intención de Nichiren es cuando estamos llevando a la práctica budista las dos cosas que nosotros tenemos que aportar para que el poder del Gojonzon esté completo: la voz del Buda, y el aspecto espiritual del Buda, es decir, el mismo objetivo y la misma intención de Nichiren, nuestra actitud en la fe.
Para quienes no tienen el mismo objetivo de Nichiren Daishonin el Gojonzon es un pedazo de papel, esto nos ayuda a comprender la esencia del danto. Cuando comienzan a traicionar los goshos y pierden el objetivo de Nichiren Daishonin, entonces el Gojonzon ya no es el Gojonzon, no tiene poder, no es una falla del Gojonzon, al ellos desviarse el Gojonzon permanece dormido. Por eso, nuestros amigos miembros que se han ido con el danto han perdido el poder del Gojonzon por eso seguimos hablando con ellos una y otra vez. Nikken no quiere que sepamos que ya nosotros tenemos dentro de nosotros el poder que necesitamos, quiere que creamos que es Nikken quien tiene el poder. Que sólo él puede activar el poder del Gojonzon y que él se lo puede quitar. Ellos saben lo difícil que es que un ser humano llegue a creer plenamente en sí mismo.
Pero el budismo de Nichiren Daishonin en su nivel más fundamental existe para enseñarle a todas y cada una de las personas que ella... ella misma... y no algo externo a ella... tiene el máximo poder dentro de sí. ESTE ES EL OBJETIVO DE NICHIREN, ESA ES LA INTENCIÓN DE NICHIREN.
Así, cuando los Bodisatvas de la Tierra nos sentamos frente al Gojonzon y entonamos un sincero daimoku con la misma intención de Nichiren Daishonin de lograr el kosen rufu, completamos el Gojonzon, completamos el trabajo del Buda, y completar el trabajo del Buda es algo que sólo un Buda puede hacer, al hacerlo, sacamos el buda del Gojonzon, y a la vez que sacamos el buda del Gojonzon el buda que está dentro de nosotros también sale. Esta fusión de kyo-chi-myo-go, entre la budeidad del Gojonzon y nuestra propia budeidad da lugar a la gran ceremonia del kosen rufu. Ocurre exactamente lo que está descrito en el sutra del loto en la ceremonia del aire.
Es importante que aprendamos del problema con el clero y que nos repitamos a nosotros mismos una y otra vez y que le repitamos a nuestros hijos y a nuestros nietos que NOSOTROS TENEMOS EL MAXIMO PODER IMAGINABLE EN NUESTRA PROPIA VIDA. Que no existe otra fuente de poder que las vidas de nosotros los seres humanos que entonamos daimoku al Gojonzon.
14.1.05
Los 10 Factores de Ichinen Sanzen
Referencia: P24 Capt 2 Lotus Sutra ISBN0-231-08160-X;
Lectures on the Hoben and Juryo Chapters of the Lotus Sutra ISBN 4-88872-017-7 C1015
Unlocking the Mysteries of Birth and Death: Buddhism in the Contemporary World, Chapter 5
Los 10 Factores de Ichinen Sanzen cuando lees las páginas 4 y 5 del Sutra
Yui butsu yo butsu. Nai no kujin. Shoho jisso. Sho-I shoho
La Verdadera entidad de todos los fenómenos solo puede ser comprendida y compartida entre los Budas. Esta realidad consiste de:
(Primeros 3 factores relacionados con la realidad de la vida misma)
Nyo ze so -Apariencia
Aspecto físico de la vida
Nyo ze sho -Naturaleza
Disposición Inherente
Nyo ze tai -Entidad
Integración de las esencias de so y sho
(Los siguientes 6 factores analizan las funciones y dinámica de la Vida)
Nyo ze riki -Poder
Fuerza inherente de la vida para actuar
Nyo ze sa -Influencia
Movimiento producido cuando se el poder es usado
(Los siguientes 4 factores trabajan con la influencia de “sa”)
Nyo ze in -Causa Interna
Cada causa interna generada por una acción, simultáneamente contiene un efecto latente
Nyo ze en -Relación
Conocida como causa externa. Función que relaciona la vida a su medio ambiente.
Nyo ze ka -Efecto Latente
Efecto producido en las profundidades de la vida cuando una causa interna es activada por “en” (relación).
Nyo ze ho -Efecto Manifiesto
Resultados (visibles) que emergen con el paso del tiempo como una consecuencia de la causa interna y el efecto latente.
Nyo ze honmak kukyo to -Consistencia de principio a fin.
Factor integrante que unifica a los otros nueve desde “apariencia” (so) hasta efecto manifiesto (ho) a cada instante de la vida. Consistencia de principio a fin también explica que cuando los primeros tres (3) factores están colectivamente definidos como entidad (principio) y los seis (6) factores siguientes como función (fin), ambos, principio y fin, o la entidad de todos los fenómenos y sus funciones, son inseparables.
Lectures on the Hoben and Juryo Chapters of the Lotus Sutra ISBN 4-88872-017-7 C1015
Unlocking the Mysteries of Birth and Death: Buddhism in the Contemporary World, Chapter 5
Los 10 Factores de Ichinen Sanzen cuando lees las páginas 4 y 5 del Sutra
Yui butsu yo butsu. Nai no kujin. Shoho jisso. Sho-I shoho
La Verdadera entidad de todos los fenómenos solo puede ser comprendida y compartida entre los Budas. Esta realidad consiste de:
(Primeros 3 factores relacionados con la realidad de la vida misma)
Nyo ze so -Apariencia
Aspecto físico de la vida
Nyo ze sho -Naturaleza
Disposición Inherente
Nyo ze tai -Entidad
Integración de las esencias de so y sho
(Los siguientes 6 factores analizan las funciones y dinámica de la Vida)
Nyo ze riki -Poder
Fuerza inherente de la vida para actuar
Nyo ze sa -Influencia
Movimiento producido cuando se el poder es usado
(Los siguientes 4 factores trabajan con la influencia de “sa”)
Nyo ze in -Causa Interna
Cada causa interna generada por una acción, simultáneamente contiene un efecto latente
Nyo ze en -Relación
Conocida como causa externa. Función que relaciona la vida a su medio ambiente.
Nyo ze ka -Efecto Latente
Efecto producido en las profundidades de la vida cuando una causa interna es activada por “en” (relación).
Nyo ze ho -Efecto Manifiesto
Resultados (visibles) que emergen con el paso del tiempo como una consecuencia de la causa interna y el efecto latente.
Nyo ze honmak kukyo to -Consistencia de principio a fin.
Factor integrante que unifica a los otros nueve desde “apariencia” (so) hasta efecto manifiesto (ho) a cada instante de la vida. Consistencia de principio a fin también explica que cuando los primeros tres (3) factores están colectivamente definidos como entidad (principio) y los seis (6) factores siguientes como función (fin), ambos, principio y fin, o la entidad de todos los fenómenos y sus funciones, son inseparables.
Glosario Permanente
Beneficio: Se refiere primordialmente a la sabiduría y la buena fortuna que se derivan de entonar Nam Miojo Rengue Kio.
Bodisatvas de la Tierra: Son las personas que entonan Nam Miojo Rengue Kio y propagan la Ley. El término "Tierra" representa la "Na- tu ra le za de Buda" y "Bodisatvas" a aquel que devociona su vida a ayudar
a otros.
Buda (Iluminación): Es aquel que percibe la verdadera naturaleza de la vida a la vez que conduce a otros a obtener la misma iluminación. La naturaleza de Buda es inherente a todos los seres y se caracteriza por las cualidades de sabiduría, coraje, misericordia y fuerza vital.
Buena Fortuna: Son todos los cambios que automáticamente se producen en nuestro entorno, debido a una transformación interna en nuestra vida a través de ento nar la Ley.
Daimoku: Literalmente significa "título". Se refiere a la invocación o entonación de Nam Miojo Rengue Kio.
Diez Mundos: Son diez condiciones de vida inherentes a cada individuo y por las cuales uno pasa momento a momento. Ellas son: infierno, hambre, animalidad, ira, éxta sis tranquilidad, aprendizaje, realización o absor, bodisatva y Buda. Los primeros seis son "mundos bajos" y responden a un estímulo del medio ambiente. Los cuatro restan tes corresponden a los "mundos altos" y emergen como respuesta al esfuerzo propio.
Felicidad Absoluta: Se manifiesta a través de la entonación de Nam Miojo Rengue Kio y de la profunda comprensión de lo que somos, como seres humanos, y de una enorme confian za que emerge cuando desafiamos y sobrepasamos cualquier obstáculo.
Gonguio: Literalmente significa "práctica asidua". En la SGI Gonguio significa recitar el capítulo joben" (segundo) y el capítulo Llurio (die ci séis) del Sutra del Loto. Hacer Gonguio cada mañana y tarde y entonar Nam Miojo Rengue Kio, constituyen la práctica fundamental del Budismo.
Gojonzon: Es la incorporación de la Ley de Nam Miojo Rengue Kio, "jonzon" significa "objeto de máximo respeto", "go" significa merecedor de honor". El "Gojonzon" que reciben los miembros es un pergamino escrito en caracteres sánscrito, pali y chino antiguo, en tinta "sumi" negra. Representa la vida en su más alta condición: el Estado de Buda. Nichiren Daishonin enseñó que todo aquel que abraza la fe y entona Nam Miojo Rengue Kio ante el Gojonzon, a la vez que se es fuerza por enseñar a otros a hacer lo mismo, con toda seguridad alcanza la misma condición de vida de iluminación que él alcanzó.
Gosho:Literalmente significa "escritura digna de gran respeto". Se refiere a las escrituras de Nichiren Daishonin.
Ichinen: Momento de determinación, basado en la fe en Nam Miojo Rengue Kio, que puede darle un nuevo rumbo a nuestras vidas.
Itai Doshin: Literalmente significa "diferentes cuerpos, una sola mente", en otras palabras, se refiere a la unidad de las personas para lograr una meta común: el Kosen-rufu con el mismo espíritu de Nichiren Daishonin, basados en el respeto a la individualidad de cada uno y desarrollando al máximo sus propias cualidades.
Karma: Son todas las causas y efectos acumulados en una serie de existencias producto de nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Kosen-rufu: Literalmente “declarar y propagar ampliamente" el Budismo. Asegurar una paz duradera y felicidad para toda la humanidad.
Misericordia: Actitud mediante la cual una persona siente el deseo sincero de ayudar a otras personas que sufren, transmitiéndoles la enseñanza verdadera (Nam Miojo Rengue Kio).
Ley Mística: La máxima Ley de la vida y del universo, es la Ley de Nam Miojo Rengue Kio también se conoce como Verdadera Ley.
Nam Miojo Rengue Kio: Es la máxima Ley o verdad esencial de la vida que penetra todas las cosas del
universo. "Nam" es el acto de hacer sur gir Miojo Rengue Kio desde dentro de nosotros y ponerlo en acción en nues tras vidas y en el medio ambiente me dian te la invocación de Miojo Rengue Kio. "Miojo" es el poder de revitalización que emerge del más alto estado de vida- el Estado de Buda - desde dentro de nosotros. "Rengue" es la causa y es el efecto del surgir de nuestra naturaleza de Buda, manifestándose en forma de beneficio, felicidad y plenitud. "Kio" es el hilo o vínculo de vida que conecta todas las cosas a través del sonido y la
vibración. Es específicamente, el ritmo del estado de Buda es decir el ritmo de Nam Miojo Rengue Kio.
Nichiren Daishonin (1222- t282) (Buda Original): Es el fundador del Budismo Ortodoxo, quien el 28 de abril de 1253 declaró Nam Miojo Rengue Kio por primera vez.
Relación Mentor - Discípulo: Se basa en el principio de la perfecta igualdad; el maestro es Nichiren Daishonin y sus discípulos son los que propagan sus enseñanzas. El presidente Ikeda es el maestro de la propagación, el cual enseña el verdadero sendero de la vida en la sociedad en que vivimos.
Revolución Humana: Es la reforma interior que surge cuando entonamos Nam Miojo Rengue Kio, de
manera que nuestras cualidades se tornan más fuertes, nuestros rasgos negativos se exteriorizan de manera
positiva y de esta forma el individuo contribuye a la transformación de su sociedad y del mundo.
Sakyamuni: También conocido como Sidarta Gautama. Es el primer Buda conocido históricamente, es el fundador del budismo.
Sensei: Literalmente "maestro". Se refiere al presidente de la Soka Gakkai Internacional, el doctor Daisaku Ikeda.
Shakubuku: Literalmente "arrancar las raíces del sufrimiento sembrando la semilla de la felicidad". Es el acto de enseñar a otros la filosofía de vida y la práctica del Budismo de Nichiren Daishonin.
Soka Gakkai: Literalmente "sociedad para la creación de valor" Es el nombre de la organización laica que agrupa a los creyentes del budismo de Nichiren Daishonin. Sus siglas son SGI, la I se refiere a internacional.
Sutra del Loto: Es la máxima enseñanza budista, en la cual Sakyamuni transmitió directamente su Iluminación y declaró que sus enseñanzas anteriores habían sido preparatorias y que por lo tanto debían ser descartadas.
Bodisatvas de la Tierra: Son las personas que entonan Nam Miojo Rengue Kio y propagan la Ley. El término "Tierra" representa la "Na- tu ra le za de Buda" y "Bodisatvas" a aquel que devociona su vida a ayudar
a otros.
Buda (Iluminación): Es aquel que percibe la verdadera naturaleza de la vida a la vez que conduce a otros a obtener la misma iluminación. La naturaleza de Buda es inherente a todos los seres y se caracteriza por las cualidades de sabiduría, coraje, misericordia y fuerza vital.
Buena Fortuna: Son todos los cambios que automáticamente se producen en nuestro entorno, debido a una transformación interna en nuestra vida a través de ento nar la Ley.
Daimoku: Literalmente significa "título". Se refiere a la invocación o entonación de Nam Miojo Rengue Kio.
Diez Mundos: Son diez condiciones de vida inherentes a cada individuo y por las cuales uno pasa momento a momento. Ellas son: infierno, hambre, animalidad, ira, éxta sis tranquilidad, aprendizaje, realización o absor, bodisatva y Buda. Los primeros seis son "mundos bajos" y responden a un estímulo del medio ambiente. Los cuatro restan tes corresponden a los "mundos altos" y emergen como respuesta al esfuerzo propio.
Felicidad Absoluta: Se manifiesta a través de la entonación de Nam Miojo Rengue Kio y de la profunda comprensión de lo que somos, como seres humanos, y de una enorme confian za que emerge cuando desafiamos y sobrepasamos cualquier obstáculo.
Gonguio: Literalmente significa "práctica asidua". En la SGI Gonguio significa recitar el capítulo joben" (segundo) y el capítulo Llurio (die ci séis) del Sutra del Loto. Hacer Gonguio cada mañana y tarde y entonar Nam Miojo Rengue Kio, constituyen la práctica fundamental del Budismo.
Gojonzon: Es la incorporación de la Ley de Nam Miojo Rengue Kio, "jonzon" significa "objeto de máximo respeto", "go" significa merecedor de honor". El "Gojonzon" que reciben los miembros es un pergamino escrito en caracteres sánscrito, pali y chino antiguo, en tinta "sumi" negra. Representa la vida en su más alta condición: el Estado de Buda. Nichiren Daishonin enseñó que todo aquel que abraza la fe y entona Nam Miojo Rengue Kio ante el Gojonzon, a la vez que se es fuerza por enseñar a otros a hacer lo mismo, con toda seguridad alcanza la misma condición de vida de iluminación que él alcanzó.
Gosho:Literalmente significa "escritura digna de gran respeto". Se refiere a las escrituras de Nichiren Daishonin.
Ichinen: Momento de determinación, basado en la fe en Nam Miojo Rengue Kio, que puede darle un nuevo rumbo a nuestras vidas.
Itai Doshin: Literalmente significa "diferentes cuerpos, una sola mente", en otras palabras, se refiere a la unidad de las personas para lograr una meta común: el Kosen-rufu con el mismo espíritu de Nichiren Daishonin, basados en el respeto a la individualidad de cada uno y desarrollando al máximo sus propias cualidades.
Karma: Son todas las causas y efectos acumulados en una serie de existencias producto de nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Kosen-rufu: Literalmente “declarar y propagar ampliamente" el Budismo. Asegurar una paz duradera y felicidad para toda la humanidad.
Misericordia: Actitud mediante la cual una persona siente el deseo sincero de ayudar a otras personas que sufren, transmitiéndoles la enseñanza verdadera (Nam Miojo Rengue Kio).
Ley Mística: La máxima Ley de la vida y del universo, es la Ley de Nam Miojo Rengue Kio también se conoce como Verdadera Ley.
Nam Miojo Rengue Kio: Es la máxima Ley o verdad esencial de la vida que penetra todas las cosas del
universo. "Nam" es el acto de hacer sur gir Miojo Rengue Kio desde dentro de nosotros y ponerlo en acción en nues tras vidas y en el medio ambiente me dian te la invocación de Miojo Rengue Kio. "Miojo" es el poder de revitalización que emerge del más alto estado de vida- el Estado de Buda - desde dentro de nosotros. "Rengue" es la causa y es el efecto del surgir de nuestra naturaleza de Buda, manifestándose en forma de beneficio, felicidad y plenitud. "Kio" es el hilo o vínculo de vida que conecta todas las cosas a través del sonido y la
vibración. Es específicamente, el ritmo del estado de Buda es decir el ritmo de Nam Miojo Rengue Kio.
Nichiren Daishonin (1222- t282) (Buda Original): Es el fundador del Budismo Ortodoxo, quien el 28 de abril de 1253 declaró Nam Miojo Rengue Kio por primera vez.
Relación Mentor - Discípulo: Se basa en el principio de la perfecta igualdad; el maestro es Nichiren Daishonin y sus discípulos son los que propagan sus enseñanzas. El presidente Ikeda es el maestro de la propagación, el cual enseña el verdadero sendero de la vida en la sociedad en que vivimos.
Revolución Humana: Es la reforma interior que surge cuando entonamos Nam Miojo Rengue Kio, de
manera que nuestras cualidades se tornan más fuertes, nuestros rasgos negativos se exteriorizan de manera
positiva y de esta forma el individuo contribuye a la transformación de su sociedad y del mundo.
Sakyamuni: También conocido como Sidarta Gautama. Es el primer Buda conocido históricamente, es el fundador del budismo.
Sensei: Literalmente "maestro". Se refiere al presidente de la Soka Gakkai Internacional, el doctor Daisaku Ikeda.
Shakubuku: Literalmente "arrancar las raíces del sufrimiento sembrando la semilla de la felicidad". Es el acto de enseñar a otros la filosofía de vida y la práctica del Budismo de Nichiren Daishonin.
Soka Gakkai: Literalmente "sociedad para la creación de valor" Es el nombre de la organización laica que agrupa a los creyentes del budismo de Nichiren Daishonin. Sus siglas son SGI, la I se refiere a internacional.
Sutra del Loto: Es la máxima enseñanza budista, en la cual Sakyamuni transmitió directamente su Iluminación y declaró que sus enseñanzas anteriores habían sido preparatorias y que por lo tanto debían ser descartadas.
13.1.05
Misericordia o Jihi
EDITORIAL ARGENTINA SEIKYO
Julio de 2003
La práctica diaria
Jihi es todo lo que necesitas
Es uno de los conceptos centrales en la filosofía budista. Jihi (misericordia) es un estadio superior al amor pues, más que un sentimiento, es una acción decidida. Las claves para llevarlo a la práctica.
“El amor, el amor…”. Es una palabra muy usada por escritores, poetas, religiosos, psicólogos, hombres y mujeres de todas las épocas. En los 60, “Los Beatles” decían: “Todo lo que necesitas es amor”; cien años antes, Nietzsche declaraba: “Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal”; y un siglo antes, Schopenhauer reflexionaba: “El que no ama, ya está muerto”. Podemos seguir retrocediendo en el tiempo y nos daremos cuenta de que el amor ha sido considerado el sentimiento más puro en todos los períodos de la Historia y, en muchos casos, “la única fuerza capaz de mover el mundo en una dirección positiva”. Sin embargo, o fueron pocos los que lograron sentir ese amor puro, y los restantes llevaron al mundo adonde hoy está o el amor no es realmente tan fuerte como lo afirmaba aquella canción de la película Tango feroz (¿se acuerdan?).
Cómo vivir con sabiduría, convicción y coraje Comúnmente, se cree que el amor es la más fuerte y positiva de las emociones humanas. Más aun, muchos lo consideran como el fin último de la vida, la fuerza a través de la cual podemos convertir nuestra felicidad y la de otros en fuente de alegría. Sin embargo, también es evidente que, en la sociedad moderna, el amor se ha convertido en algo cada vez más abstracto. Para algunos, el amor es un deseo de dar y de ayudar, mientras que para otros, implica el deseo de tomar y de explotar.
Cuando el amor que se da no es retribuido, podemos experimentar una amargura y celos perturbadores. De tal manera, emociones que originalmente estaban fundadas en el amor se convierten en odio. Y, si partimos de la hipótesis de que el amor no alcanza para los fines arriba mencionados, ¿habrá algún otro sentimiento superior que lo logre? Empecemos por decir que todo sentimiento implica, de por sí, cierta inestabilidad. Las emociones humanas son por naturaleza inestables y, por lo tanto, débiles. Un buen ejemplo de la inconstancia de los sentimientos es el “amor romántico”, que con frecuencia se puede transformar en odio o celos. El “amor a la patria” puede volverse odio hacia otras naciones. Hasta el “amor de una madre por sus hijos” es capaz, en ocasiones, de ser egoísta. En definitiva, de ello se desprende que algo que supere el amor, debe ser algo que supere lo emocional, algo objetivo.
Y aquí el concepto budista de “jihi” hace su aparición. “Jihi” significa ‘solidaridad’ o ‘empatía’ benevolentes; significa también la acción del Buda de salvar a las personas del sufrimiento y de conducirlas a la felicidad. Literalmente, “ji” significa ‘confortar’, mientras que “hi” es ‘erradicar la miseria o el sufrimiento’. Según el Budismo, la esencia de jihi es conducir a los demás al establecimiento de una condición iluminada dentro de su vida, de manera que puedan desarrollar su poder inherente para vivir una existencia plena. La solución fundamental del sufrimiento proviene del conocimiento de cómo vivir con sabiduría, convicción y coraje. Los sentimientos de empatía o amor solo pueden llegar a “solucionar” el sufrimiento de la vida de otra persona, cuando son respaldados por una fuerte decisión de cambiar la causa de ese sufrimiento: el karma individual.
Conducir a otros por el camino de la felicidad Para vencer al sufrimiento, se necesita ser fuerte, por lo que el acto de jihi es frecuentemente severo y, a veces, hasta angustioso. La vigorosa acción del shakubuku (transmitir el Budismo a otras personas) hace emerger la vitalidad necesaria para vencer cualquier dificultad personal. Alentamos a otros para que comiencen a practicar el Budismo por su propio beneficio, pero, en realidad, el hecho de asumir la responsabilidad por la vida del otro constituye el supremo beneficio de nuestra propia revolución humana interior. El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, solía decir que el coraje era un sustituto de la misericordia. Como es sumamente difícil sentir el deseo de ejercer el jihi, el coraje de introducir a otros en la práctica del Budismo (en el sentido de darles la oportunidad de transformar profundamente el sufrimiento de su vida) es el camino fundamental hacia el logro de su felicidad y de la nuestra.
Misericordia no es sentir pena, sino emprender una acción decidida Según la definición del diccionario, “misericordia” significa ‘virtud que nos hace sentir pena por los males ajenos’. Pero el fallecido director general de la SGI del Reino Unido, Richard Causton, explica en su libro El Buda en la vida cotidiana, que el concepto de “jihi” está bastante alejado de esa definición; que jihi conlleva, implícitamente, el énfasis en la acción. Jihi no equivale a piedad, lástima o amor al prójimo. No está mal que experimentemos tales emociones; pero, como señala Causton, “no son un requisito para ejercer nuestro jihi como budistas”. Más allá de “nuestros sentimientos personales”, lo que cuenta cuando ejercemos nuestro jihi es “remover el sufrimiento” y “brindar felicidad” a la otra persona. La misericordia que revela el Budismo es completamente imparcial, “se ejerce con absolutamente cualquier persona, incluso aquellas que no nos gustan o que nos han hecho algún daño”. Evidentemente, eso es más fácil de decir que de llevar a la práctica.
Muchas veces, nos hemos encontrado en la situación de tener que decirle a alguien algo que no quiere escuchar (y para ello, es necesario tener coraje). Hay que encontrar las palabras precisas, el tono de voz (necesitamos tener sabiduría), porque, de lo contrario, solo lograremos lastimarlo. Debemos también poseer la energía de continuar nuestra acción y de estar completamente seguros de que estamos motivados por el jihi y no por la ira, el resentimiento o nuestro propio ego (porque, en definitiva, no importa cómo lo disfracemos, ese corazón se manifestará). En otras palabras, necesitamos echar mano de cada precioso elemento de nuestro verdadero yo, que está contenido en nuestro estado de Buda.
Un compromiso con nosotros mismos Nichiren Daishonin enseñó que Nam-myoho-renge-kyo es la clave fundamental para el logro de una felicidad indestructible. A través de la práctica del Budismo que él enseñó, desarrollamos la capacidad de tomar cualquier cosa que nos suceda en la vida, sea buena o mala, como la base de nuestra propia felicidad. Esa es la razón por la cual el más elevado acto de misericordia budista es dar a las personas las herramientas para que puedan hacer lo mismo: es decir, hacerles conocer las enseñanzas de Nichiren Daishonin de manera que puedan manifestar su propia Budeidad y felicidad absoluta. Al recitar el gongyo de la mañana y de la noche, decimos una frase que aparece hacia el final de la liturgia: “Mai yi sa ze nen. I ga rio shu yo. Toku ñu mu yó do. Soku yo yu but shin”, que significa ‘En todo momento, estoy pensando cómo puedo hacer para que los seres vivientes ingresen en el camino supremo y adquieran rápidamente el cuerpo de un Buda’. Estas palabras expresan el profundo deseo que habita en el mismísimo corazón de todos los budas. Cada vez que las repetimos, las grabamos en nuestro propio corazón y mente. Ese es también nuestro compromiso: manifestar misericordia; un compromiso que contraemos tanto con nosotros como con los demás. Y nuestro desafío es manifestarlo de la manera más auténtica y personal.
Abarcar no solo nuestra vida, sino el universo entero La relación que existe entre nuestra felicidad y la felicidad de los demás es un tema central de las enseñanzas de Nichiren Daishonin. De hecho, manifestar el máximo potencial de nuestra práctica en nuestra vida cotidiana es vital para lograr un balance entre las dos. El Daishonin declara: “Al invocar daimoku, nuestra voz penetra el universo entero; no existe mundo en las diez direcciones al que no pueda llegar”.1 Y el presidente Ikeda señala al respecto: “El daimoku que invocamos es el sonido de la esperanza y la fortaleza que resuena a través de todo el cosmos. Es también una expresión de sabiduría, porque eleva el corazón de las personas y lo llena de alegría”. Sin embargo, para que nuestro daimoku contenga un poder tal que pueda penetrar el universo entero, debemos desarrollar un fuerte sentido de jihi. La verdadera misericordia amplía nuestra perspectiva de la vida, hace emerger la sabiduría y el coraje, y nos posibilita manifestar nuestra Budeidad.
Desde la perspectiva del Budismo, el universo es una entidad viviente, cuyos componentes tienen una relación de interdependencia. Por lo tanto, para nosotros es imposible experimentar alegría separados de nuestro ambiente; es decir, no podemos ser verdaderamente felices mientras otras personas sufren. Cuanto más nos esforzamos por que otros sean felices, basados en el espíritu de jihi, más felices somos. El jihi de quienes han asumido el profundo compromiso de llevar a cabo su propia misión, y de aquellos cuya fe proviene del sincero daimoku, se ve siempre renovado. Ese es uno de los significados de la palabra “myo”: revitalizar. Invocar daimoku nos permite fortalecer nuestra fuerza vital y sabiduría, y renovar nuestro compromiso por nuestra felicidad y la de otros.
Josei Toda señalaba: “Solo a través de creer sinceramente en el gran espíritu de jihi y en el gran poder de la sabiduría del Buda verdadero, nosotros —personas comunes seguidoras del Buda original— podemos alcanzar la iluminación y convertirnos en budas bajo nuestra forma actual. Definitivamente, no existen otros budas que estos”. Cada uno debe asumir la responsabilidad de su propio karma que, por cierto, no puede ser transformado mediante el poder, el status o la riqueza. Nuestras vidas se hallan inextricablemente interconectadas, y, debido a ello, nuestra revolución humana tendrá un profundo efecto en quienes nos rodean.
Ahora que lo sabemos, la próxima vez que escuchemos aquella canción de Los Beatles, cantemos: “Todo lo que necesitas es jihi, todo lo que necesitas es jihi, yeah, yeah, yeah”.
Julio de 2003
La práctica diaria
Jihi es todo lo que necesitas
Es uno de los conceptos centrales en la filosofía budista. Jihi (misericordia) es un estadio superior al amor pues, más que un sentimiento, es una acción decidida. Las claves para llevarlo a la práctica.
“El amor, el amor…”. Es una palabra muy usada por escritores, poetas, religiosos, psicólogos, hombres y mujeres de todas las épocas. En los 60, “Los Beatles” decían: “Todo lo que necesitas es amor”; cien años antes, Nietzsche declaraba: “Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal”; y un siglo antes, Schopenhauer reflexionaba: “El que no ama, ya está muerto”. Podemos seguir retrocediendo en el tiempo y nos daremos cuenta de que el amor ha sido considerado el sentimiento más puro en todos los períodos de la Historia y, en muchos casos, “la única fuerza capaz de mover el mundo en una dirección positiva”. Sin embargo, o fueron pocos los que lograron sentir ese amor puro, y los restantes llevaron al mundo adonde hoy está o el amor no es realmente tan fuerte como lo afirmaba aquella canción de la película Tango feroz (¿se acuerdan?).
Cómo vivir con sabiduría, convicción y coraje Comúnmente, se cree que el amor es la más fuerte y positiva de las emociones humanas. Más aun, muchos lo consideran como el fin último de la vida, la fuerza a través de la cual podemos convertir nuestra felicidad y la de otros en fuente de alegría. Sin embargo, también es evidente que, en la sociedad moderna, el amor se ha convertido en algo cada vez más abstracto. Para algunos, el amor es un deseo de dar y de ayudar, mientras que para otros, implica el deseo de tomar y de explotar.
Cuando el amor que se da no es retribuido, podemos experimentar una amargura y celos perturbadores. De tal manera, emociones que originalmente estaban fundadas en el amor se convierten en odio. Y, si partimos de la hipótesis de que el amor no alcanza para los fines arriba mencionados, ¿habrá algún otro sentimiento superior que lo logre? Empecemos por decir que todo sentimiento implica, de por sí, cierta inestabilidad. Las emociones humanas son por naturaleza inestables y, por lo tanto, débiles. Un buen ejemplo de la inconstancia de los sentimientos es el “amor romántico”, que con frecuencia se puede transformar en odio o celos. El “amor a la patria” puede volverse odio hacia otras naciones. Hasta el “amor de una madre por sus hijos” es capaz, en ocasiones, de ser egoísta. En definitiva, de ello se desprende que algo que supere el amor, debe ser algo que supere lo emocional, algo objetivo.
Y aquí el concepto budista de “jihi” hace su aparición. “Jihi” significa ‘solidaridad’ o ‘empatía’ benevolentes; significa también la acción del Buda de salvar a las personas del sufrimiento y de conducirlas a la felicidad. Literalmente, “ji” significa ‘confortar’, mientras que “hi” es ‘erradicar la miseria o el sufrimiento’. Según el Budismo, la esencia de jihi es conducir a los demás al establecimiento de una condición iluminada dentro de su vida, de manera que puedan desarrollar su poder inherente para vivir una existencia plena. La solución fundamental del sufrimiento proviene del conocimiento de cómo vivir con sabiduría, convicción y coraje. Los sentimientos de empatía o amor solo pueden llegar a “solucionar” el sufrimiento de la vida de otra persona, cuando son respaldados por una fuerte decisión de cambiar la causa de ese sufrimiento: el karma individual.
Conducir a otros por el camino de la felicidad Para vencer al sufrimiento, se necesita ser fuerte, por lo que el acto de jihi es frecuentemente severo y, a veces, hasta angustioso. La vigorosa acción del shakubuku (transmitir el Budismo a otras personas) hace emerger la vitalidad necesaria para vencer cualquier dificultad personal. Alentamos a otros para que comiencen a practicar el Budismo por su propio beneficio, pero, en realidad, el hecho de asumir la responsabilidad por la vida del otro constituye el supremo beneficio de nuestra propia revolución humana interior. El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, solía decir que el coraje era un sustituto de la misericordia. Como es sumamente difícil sentir el deseo de ejercer el jihi, el coraje de introducir a otros en la práctica del Budismo (en el sentido de darles la oportunidad de transformar profundamente el sufrimiento de su vida) es el camino fundamental hacia el logro de su felicidad y de la nuestra.
Misericordia no es sentir pena, sino emprender una acción decidida Según la definición del diccionario, “misericordia” significa ‘virtud que nos hace sentir pena por los males ajenos’. Pero el fallecido director general de la SGI del Reino Unido, Richard Causton, explica en su libro El Buda en la vida cotidiana, que el concepto de “jihi” está bastante alejado de esa definición; que jihi conlleva, implícitamente, el énfasis en la acción. Jihi no equivale a piedad, lástima o amor al prójimo. No está mal que experimentemos tales emociones; pero, como señala Causton, “no son un requisito para ejercer nuestro jihi como budistas”. Más allá de “nuestros sentimientos personales”, lo que cuenta cuando ejercemos nuestro jihi es “remover el sufrimiento” y “brindar felicidad” a la otra persona. La misericordia que revela el Budismo es completamente imparcial, “se ejerce con absolutamente cualquier persona, incluso aquellas que no nos gustan o que nos han hecho algún daño”. Evidentemente, eso es más fácil de decir que de llevar a la práctica.
Muchas veces, nos hemos encontrado en la situación de tener que decirle a alguien algo que no quiere escuchar (y para ello, es necesario tener coraje). Hay que encontrar las palabras precisas, el tono de voz (necesitamos tener sabiduría), porque, de lo contrario, solo lograremos lastimarlo. Debemos también poseer la energía de continuar nuestra acción y de estar completamente seguros de que estamos motivados por el jihi y no por la ira, el resentimiento o nuestro propio ego (porque, en definitiva, no importa cómo lo disfracemos, ese corazón se manifestará). En otras palabras, necesitamos echar mano de cada precioso elemento de nuestro verdadero yo, que está contenido en nuestro estado de Buda.
Un compromiso con nosotros mismos Nichiren Daishonin enseñó que Nam-myoho-renge-kyo es la clave fundamental para el logro de una felicidad indestructible. A través de la práctica del Budismo que él enseñó, desarrollamos la capacidad de tomar cualquier cosa que nos suceda en la vida, sea buena o mala, como la base de nuestra propia felicidad. Esa es la razón por la cual el más elevado acto de misericordia budista es dar a las personas las herramientas para que puedan hacer lo mismo: es decir, hacerles conocer las enseñanzas de Nichiren Daishonin de manera que puedan manifestar su propia Budeidad y felicidad absoluta. Al recitar el gongyo de la mañana y de la noche, decimos una frase que aparece hacia el final de la liturgia: “Mai yi sa ze nen. I ga rio shu yo. Toku ñu mu yó do. Soku yo yu but shin”, que significa ‘En todo momento, estoy pensando cómo puedo hacer para que los seres vivientes ingresen en el camino supremo y adquieran rápidamente el cuerpo de un Buda’. Estas palabras expresan el profundo deseo que habita en el mismísimo corazón de todos los budas. Cada vez que las repetimos, las grabamos en nuestro propio corazón y mente. Ese es también nuestro compromiso: manifestar misericordia; un compromiso que contraemos tanto con nosotros como con los demás. Y nuestro desafío es manifestarlo de la manera más auténtica y personal.
Abarcar no solo nuestra vida, sino el universo entero La relación que existe entre nuestra felicidad y la felicidad de los demás es un tema central de las enseñanzas de Nichiren Daishonin. De hecho, manifestar el máximo potencial de nuestra práctica en nuestra vida cotidiana es vital para lograr un balance entre las dos. El Daishonin declara: “Al invocar daimoku, nuestra voz penetra el universo entero; no existe mundo en las diez direcciones al que no pueda llegar”.1 Y el presidente Ikeda señala al respecto: “El daimoku que invocamos es el sonido de la esperanza y la fortaleza que resuena a través de todo el cosmos. Es también una expresión de sabiduría, porque eleva el corazón de las personas y lo llena de alegría”. Sin embargo, para que nuestro daimoku contenga un poder tal que pueda penetrar el universo entero, debemos desarrollar un fuerte sentido de jihi. La verdadera misericordia amplía nuestra perspectiva de la vida, hace emerger la sabiduría y el coraje, y nos posibilita manifestar nuestra Budeidad.
Desde la perspectiva del Budismo, el universo es una entidad viviente, cuyos componentes tienen una relación de interdependencia. Por lo tanto, para nosotros es imposible experimentar alegría separados de nuestro ambiente; es decir, no podemos ser verdaderamente felices mientras otras personas sufren. Cuanto más nos esforzamos por que otros sean felices, basados en el espíritu de jihi, más felices somos. El jihi de quienes han asumido el profundo compromiso de llevar a cabo su propia misión, y de aquellos cuya fe proviene del sincero daimoku, se ve siempre renovado. Ese es uno de los significados de la palabra “myo”: revitalizar. Invocar daimoku nos permite fortalecer nuestra fuerza vital y sabiduría, y renovar nuestro compromiso por nuestra felicidad y la de otros.
Josei Toda señalaba: “Solo a través de creer sinceramente en el gran espíritu de jihi y en el gran poder de la sabiduría del Buda verdadero, nosotros —personas comunes seguidoras del Buda original— podemos alcanzar la iluminación y convertirnos en budas bajo nuestra forma actual. Definitivamente, no existen otros budas que estos”. Cada uno debe asumir la responsabilidad de su propio karma que, por cierto, no puede ser transformado mediante el poder, el status o la riqueza. Nuestras vidas se hallan inextricablemente interconectadas, y, debido a ello, nuestra revolución humana tendrá un profundo efecto en quienes nos rodean.
Ahora que lo sabemos, la próxima vez que escuchemos aquella canción de Los Beatles, cantemos: “Todo lo que necesitas es jihi, todo lo que necesitas es jihi, yeah, yeah, yeah”.
Unidad de Cuerpo y Mente (Shikishin Funi)
(Traducido de Buddhism in Daily Life,SGI Quarterly, No. 16, Abril de 1999)
Los materialistas argumentan que la única "realidad" consiste sólo en el mundo físico o material que puede ser tocado y medido, mientras que algunas tradiciones espirituales ven a lo físico como mera ilusión, o algo intrínsecamente impuro que existe para ser trascendido y lo espiritual es visto como la verdad última.
El Budismo considera la vida como la unidad de lo físico y lo espiritual. Considera todas las cosas, materiales o espirituales, visibles o invisibles, como manifestaciones de la misma ley universal última, o fuente de la vida, la cual se define en la tradición Nichiren como Myojo-rengue-kyo. Los aspectos físicos y espirituales de nuestras vidas son completamente inseparables y revisten la misma importancia. Esto es expresado en el concepto japonés de shikishin funi. Shiki alude a todos los fenómenos espirituales o invisibles, incluyendo a la razón, la emoción y la volición. Funi, significa literalmente "dos, pero no dos."
Nichiren lo expresó así en una carta a uno de sus seguidores:
Una persona puede conocer la mente de otro al escuchar su voz. Esto es porque el aspecto físico, revela el aspecto espiritual. Lo físico y lo espiritual, que son uno en esencia, se manifiestan como dos aspectos distintos.
El estado emocional interior de una persona se revelará en su apariencia física. Los sentimientos de alguien en un estado de ánimo feliz y optimista, pueden leerse en su rostro; puede, incluso, haber un pequeño brinco entre sus pasos. En contraste, el modo de andar y el semblante demacrado de una persona agobiada por el sufrimiento, puede comunicar su tormento interior, hasta de lejos.
Nuestro estado mental interior también afecta el funcionamiento físico de nuestros cuerpos. La risa y las lágrimas son la manifestación más drástica de esto, son las señales físicas de nuestros sentimientos interiores. La tensión física o mental, ha sido relacionada con una gama de enfermedades, desde padecimientos en la piel, alergias, hasta asma, úlceras y cáncer. La depresión y la desesperación, disminuyen la resistencia del cuerpo, haciéndonos vulnerables a una variedad de enfermedades. Por otra parte, una determinación positiva para sobreponernos a la enfermedad puede "inducir" a nuestros órganos, y aun a las células individuales hacia la salud.
Como lo ha dicho Daisaku Ikeda: "Cuando nuestra determinación cambia, todo comienza a moverse en la dirección que deseamos. En el momento en que resolvemos salir victoriosos, cada nervio y fibra de nuestro ser, se orientará de inmediato hacia nuestro triunfo. Por otra parte, si pensamos: 'Esto nunca va a funcionar,' entonces, en ese instante, cada célula de nuestro ser se abatirá y renunciará a luchar."
La verdadera salud y la felicidad genuina deben abarcar tanto el aspecto físico como el espiritual. Muchas de las experiencias de los miembros de SGI refieren haber mejorado la salud y las condiciones materiales o físicas. A través de la práctica de invocar Nam-myojo-rengue-kyo, ellos han podido constatar también, la inseparabilidad de los aspectos físico y espiritual en sus vidas. Con el tiempo, esto llega a manifestarse en un sentimiento de bienestar físico y en una creciente lucidez y pureza en los procesos mentales y perceptivos. Los que son referidos como "beneficios conspicuos" de la práctica budista, se relacionan ante todo con los aspectos físico y material. De mayor importancia a largo plazo, son los "beneficios inconspicuos" derivados de la práctica budista continua, los cuales se manifiestan en el incremento de la auto conciencia, la sabiduría, y la compasión hacia los demás. El beneficio inconspicuo último es, desde luego, la iluminación.
El Budismo considera al ser viviente como la reunión armoniosa de lo que llama los "cinco componentes". Estos son: los aspectos físicos de la vida y los sentidos; la percepción, que integra las impresiones recibidas a través de los sentidos; la concepción, por medio de la cual integramos las ideas acerca de lo que percibimos; la volición, la voluntad que actúa sobre la concepción; y la conciencia, la función del discernimiento que sustenta el funcionamiento de los otros componentes. La vida es la fuerza o energía que mantiene estos cinco componentes funcionando juntos como un todo armonioso e integrado.
La ciencia médica moderna apenas está comenzando a explorar la sutil interconexión entre el cuerpo y la mente, entre los aspectos físico y espiritual de la vida. A fin de cuentas, el Budismo considera los aspectos físico y espiritual como manifestaciones vitales de la fuerza de la vida que es inherente al mismo cosmos.
Como Nichiren escribió:
La vida a cada momento abarca de igual modo al cuerpo y al espíritu, al yo y al medio ambiente de todos los seres sensibles en todas las condiciones de la vida, así como a los seres no-sensibles: las plantas, el cielo y la tierra, hasta la más diminuta partícula de polvo. La vida a cada momento impregna al universo y se revela en todos los fenómenos.
Los materialistas argumentan que la única "realidad" consiste sólo en el mundo físico o material que puede ser tocado y medido, mientras que algunas tradiciones espirituales ven a lo físico como mera ilusión, o algo intrínsecamente impuro que existe para ser trascendido y lo espiritual es visto como la verdad última.
El Budismo considera la vida como la unidad de lo físico y lo espiritual. Considera todas las cosas, materiales o espirituales, visibles o invisibles, como manifestaciones de la misma ley universal última, o fuente de la vida, la cual se define en la tradición Nichiren como Myojo-rengue-kyo. Los aspectos físicos y espirituales de nuestras vidas son completamente inseparables y revisten la misma importancia. Esto es expresado en el concepto japonés de shikishin funi. Shiki alude a todos los fenómenos espirituales o invisibles, incluyendo a la razón, la emoción y la volición. Funi, significa literalmente "dos, pero no dos."
Nichiren lo expresó así en una carta a uno de sus seguidores:
Una persona puede conocer la mente de otro al escuchar su voz. Esto es porque el aspecto físico, revela el aspecto espiritual. Lo físico y lo espiritual, que son uno en esencia, se manifiestan como dos aspectos distintos.
El estado emocional interior de una persona se revelará en su apariencia física. Los sentimientos de alguien en un estado de ánimo feliz y optimista, pueden leerse en su rostro; puede, incluso, haber un pequeño brinco entre sus pasos. En contraste, el modo de andar y el semblante demacrado de una persona agobiada por el sufrimiento, puede comunicar su tormento interior, hasta de lejos.
Nuestro estado mental interior también afecta el funcionamiento físico de nuestros cuerpos. La risa y las lágrimas son la manifestación más drástica de esto, son las señales físicas de nuestros sentimientos interiores. La tensión física o mental, ha sido relacionada con una gama de enfermedades, desde padecimientos en la piel, alergias, hasta asma, úlceras y cáncer. La depresión y la desesperación, disminuyen la resistencia del cuerpo, haciéndonos vulnerables a una variedad de enfermedades. Por otra parte, una determinación positiva para sobreponernos a la enfermedad puede "inducir" a nuestros órganos, y aun a las células individuales hacia la salud.
Como lo ha dicho Daisaku Ikeda: "Cuando nuestra determinación cambia, todo comienza a moverse en la dirección que deseamos. En el momento en que resolvemos salir victoriosos, cada nervio y fibra de nuestro ser, se orientará de inmediato hacia nuestro triunfo. Por otra parte, si pensamos: 'Esto nunca va a funcionar,' entonces, en ese instante, cada célula de nuestro ser se abatirá y renunciará a luchar."
La verdadera salud y la felicidad genuina deben abarcar tanto el aspecto físico como el espiritual. Muchas de las experiencias de los miembros de SGI refieren haber mejorado la salud y las condiciones materiales o físicas. A través de la práctica de invocar Nam-myojo-rengue-kyo, ellos han podido constatar también, la inseparabilidad de los aspectos físico y espiritual en sus vidas. Con el tiempo, esto llega a manifestarse en un sentimiento de bienestar físico y en una creciente lucidez y pureza en los procesos mentales y perceptivos. Los que son referidos como "beneficios conspicuos" de la práctica budista, se relacionan ante todo con los aspectos físico y material. De mayor importancia a largo plazo, son los "beneficios inconspicuos" derivados de la práctica budista continua, los cuales se manifiestan en el incremento de la auto conciencia, la sabiduría, y la compasión hacia los demás. El beneficio inconspicuo último es, desde luego, la iluminación.
El Budismo considera al ser viviente como la reunión armoniosa de lo que llama los "cinco componentes". Estos son: los aspectos físicos de la vida y los sentidos; la percepción, que integra las impresiones recibidas a través de los sentidos; la concepción, por medio de la cual integramos las ideas acerca de lo que percibimos; la volición, la voluntad que actúa sobre la concepción; y la conciencia, la función del discernimiento que sustenta el funcionamiento de los otros componentes. La vida es la fuerza o energía que mantiene estos cinco componentes funcionando juntos como un todo armonioso e integrado.
La ciencia médica moderna apenas está comenzando a explorar la sutil interconexión entre el cuerpo y la mente, entre los aspectos físico y espiritual de la vida. A fin de cuentas, el Budismo considera los aspectos físico y espiritual como manifestaciones vitales de la fuerza de la vida que es inherente al mismo cosmos.
Como Nichiren escribió:
La vida a cada momento abarca de igual modo al cuerpo y al espíritu, al yo y al medio ambiente de todos los seres sensibles en todas las condiciones de la vida, así como a los seres no-sensibles: las plantas, el cielo y la tierra, hasta la más diminuta partícula de polvo. La vida a cada momento impregna al universo y se revela en todos los fenómenos.
El Origen dependiente
(Traducido de Buddhism in Daily Life, SGI Quarterly No. 17, Julio de 1999)
El Budismo enseña que todas las formas de vida están interrelacionadas. Por medio del concepto del "origen dependiente", se explica que no existe nada aislado, independiente de otra vida. El término japonés para el origen dependiente es engi, literalmente "originarse en relación". En otras palabras, todos los seres y fenómenos existen o tienen lugar sólo debido a su conexión con otros seres o fenómenos. Todo en el mundo llega a existir como respuesta a una causa y prerrequisito. Nada puede existir en absoluta independencia de otras cosas o surgir por su propia cuenta.
Shakyamuni utilizaba la imagen de dos manojos de carrizos apoyados unos contra otros, para explicar el origen dependiente. Él describía cómo los dos manojos podían permanecer en pie en tanto se apoyaran el uno contra el otro. De tal forma que, debido a la existencia del uno, puede existir el otro. Si uno de los dos manojos es removido, el otro caerá.
Concretamente, el Budismo enseña que nuestras vidas están en constante desarrollo en una forma dinámica, en una interacción cooperativa de causas dentro de nuestra vida (nuestra personalidad, experiencias, perspectivas sobre la vida y así sucesivamente) y las condiciones externas y las relaciones alrededor de nosotros. Cada existencia individual contribuye a crear el medio ambiente que sustenta a todas las otras existencias. Todas las cosas que se apoyan recíprocamente y que están en interdependencia, constituyen un cosmos viviente, una singularidad integral viva.
Cuando nos damos cuenta de la extensa cantidad de interconexiones que nos vinculan con todas las otras vidas, nos percatamos de que nuestra existencia sólo cobra significado a través de nuestra interacción y relación con los demás. Al involucrarnos con los demás, nuestra identidad madura, evoluciona y se enriquece. Es entonces cuando comprendemos que es imposible construir nuestra propia felicidad sobre la infelicidad de otros. También, podemos ver que nuestras acciones edificantes, repercuten en el mundo a nuestro alrededor; justamente como escribió Nichiren: "Si enciendes una lámpara para otro, iluminarás tu propio camino."
Existe una interconexión íntima y recíproca en la red de la naturaleza, en las relaciones entre la humanidad y su medio ambiente y también, entre el individuo y la sociedad, entre padres e hijos y entre marido y mujer.
Si, como individuos, somos capaces de adoptar el criterio de "debido a eso, existe esto", o, en otras palabras, "debido a esa persona, yo puedo desarrollarme", entonces no tenemos necesidad de experimentar jamás conflictos sin sentido en las relaciones humanas. En el caso de una joven casada, por ejemplo, su actual existencia está vinculada a su esposo y a su suegra, no obstante la clase de personas que puedan ser. Alguien que llega a entender esto, puede dar un vuelco a todas las cosas, buenas o malas, impulsando su crecimiento personal.
El Budismo enseña que nosotros "escogemos" la familia y las circunstancias en las que nacemos, con objeto de aprender, crecer, y ser capaces de cumplir con nuestro irreemplazable papel y nuestra respectiva misión en la vida.
En un plano más profundo, estamos conectados y relacionados no sólo con aquellos físicamente cercanos a nosotros, sino a todos los seres vivientes. Si podemos llegar a entender esto, los sentimientos de soledad y aislamiento que tanto sufrimiento causan, comienzan a desvanecerse al tiempo que nos damos cuenta de que somos parte de un todo dinámico interconectado recíprocamente.
Daisaku Ikeda ha escrito que una comprensión de la interconexión de la vida en su conjunto, puede dirigirnos hacia un mundo más pacífico: "Todos somos seres humanos quienes, a través de un místico lazo, hemos nacido para compartir el mismo intervalo limitado de vida en este planeta; Un pequeño oasis verde en el vasto universo. ¿Por qué reñir y sacrificarnos unos a otros? Si todos pudiéramos conservar en la mente la imagen de los vastos cielos, creo que se marcharía hacia la solución de los conflictos y disputas. Si nuestros ojos se fijan en la eternidad, caemos en la cuenta de que los conflictos de nuestros pequeños egos son, en realidad, tristes e insignificantes".
El Budismo enseña que todas las formas de vida están interrelacionadas. Por medio del concepto del "origen dependiente", se explica que no existe nada aislado, independiente de otra vida. El término japonés para el origen dependiente es engi, literalmente "originarse en relación". En otras palabras, todos los seres y fenómenos existen o tienen lugar sólo debido a su conexión con otros seres o fenómenos. Todo en el mundo llega a existir como respuesta a una causa y prerrequisito. Nada puede existir en absoluta independencia de otras cosas o surgir por su propia cuenta.
Shakyamuni utilizaba la imagen de dos manojos de carrizos apoyados unos contra otros, para explicar el origen dependiente. Él describía cómo los dos manojos podían permanecer en pie en tanto se apoyaran el uno contra el otro. De tal forma que, debido a la existencia del uno, puede existir el otro. Si uno de los dos manojos es removido, el otro caerá.
Concretamente, el Budismo enseña que nuestras vidas están en constante desarrollo en una forma dinámica, en una interacción cooperativa de causas dentro de nuestra vida (nuestra personalidad, experiencias, perspectivas sobre la vida y así sucesivamente) y las condiciones externas y las relaciones alrededor de nosotros. Cada existencia individual contribuye a crear el medio ambiente que sustenta a todas las otras existencias. Todas las cosas que se apoyan recíprocamente y que están en interdependencia, constituyen un cosmos viviente, una singularidad integral viva.
Cuando nos damos cuenta de la extensa cantidad de interconexiones que nos vinculan con todas las otras vidas, nos percatamos de que nuestra existencia sólo cobra significado a través de nuestra interacción y relación con los demás. Al involucrarnos con los demás, nuestra identidad madura, evoluciona y se enriquece. Es entonces cuando comprendemos que es imposible construir nuestra propia felicidad sobre la infelicidad de otros. También, podemos ver que nuestras acciones edificantes, repercuten en el mundo a nuestro alrededor; justamente como escribió Nichiren: "Si enciendes una lámpara para otro, iluminarás tu propio camino."
Existe una interconexión íntima y recíproca en la red de la naturaleza, en las relaciones entre la humanidad y su medio ambiente y también, entre el individuo y la sociedad, entre padres e hijos y entre marido y mujer.
Si, como individuos, somos capaces de adoptar el criterio de "debido a eso, existe esto", o, en otras palabras, "debido a esa persona, yo puedo desarrollarme", entonces no tenemos necesidad de experimentar jamás conflictos sin sentido en las relaciones humanas. En el caso de una joven casada, por ejemplo, su actual existencia está vinculada a su esposo y a su suegra, no obstante la clase de personas que puedan ser. Alguien que llega a entender esto, puede dar un vuelco a todas las cosas, buenas o malas, impulsando su crecimiento personal.
El Budismo enseña que nosotros "escogemos" la familia y las circunstancias en las que nacemos, con objeto de aprender, crecer, y ser capaces de cumplir con nuestro irreemplazable papel y nuestra respectiva misión en la vida.
En un plano más profundo, estamos conectados y relacionados no sólo con aquellos físicamente cercanos a nosotros, sino a todos los seres vivientes. Si podemos llegar a entender esto, los sentimientos de soledad y aislamiento que tanto sufrimiento causan, comienzan a desvanecerse al tiempo que nos damos cuenta de que somos parte de un todo dinámico interconectado recíprocamente.
Daisaku Ikeda ha escrito que una comprensión de la interconexión de la vida en su conjunto, puede dirigirnos hacia un mundo más pacífico: "Todos somos seres humanos quienes, a través de un místico lazo, hemos nacido para compartir el mismo intervalo limitado de vida en este planeta; Un pequeño oasis verde en el vasto universo. ¿Por qué reñir y sacrificarnos unos a otros? Si todos pudiéramos conservar en la mente la imagen de los vastos cielos, creo que se marcharía hacia la solución de los conflictos y disputas. Si nuestros ojos se fijan en la eternidad, caemos en la cuenta de que los conflictos de nuestros pequeños egos son, en realidad, tristes e insignificantes".
11.1.05
Diccionario Budista en Espanol
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Bodhisatva
(Traducido de Buddhism in Daily Life, SGI Quarterly No. 11, Enero 1998)
Un bodhisattva es literalmente un ser viviente (sattva) que aspira a la iluminación (bodhi) y lleva a cabo prácticas altruistas. El ideal del bodhisattva, en el cual el individuo busca la iluminación tanto para sí mismo, como para los demás, es de importancia central en la tradición budista Mahayana. La compasión y la identificación con el sufrimiento de los demás, es la más relevante característica del bodhisattva.
Esta característica, se expone en el siguiente incidente del Sutra Vimalakirti, el cual se refiere a un destacado laico seguidor del Buda, quien había caído enfermo. Al preguntársele acerca de su enfermedad, Vimalakirti respondió: "Ya que los seres están enfermos, el bodhisattva está enfermo. La enfermedad del bodhisattva surge de su gran compasión. "Se asevera que el bodhisattva hace cuatro votos expresando su determinación de trabajar por la felicidad de los demás: "No importa cuán incontables seres sensibles existan, juro salvarlos; no importa cuán inextinguibles sean las pasiones, juro dominarlas; No importa cuán ilimitadas sean las enseñanzas, juro estudiarlas; No importa cuán infinita sea la verdad del Buda, juro alcanzarla."Cada uno de los votos a los que el bodhisattva se consagra sin límites, pueden parecer desalentadores a medida que se aleja de sus objetivos.
Sin embargo, el Budismo afirma que el camino del bodhisattva no es una tarea desapegada del mundo para exclusivamente ofrendar compasión o sabiduría a las personas. Más bien, la condición de vida del bodhisattva es inherente a las vidas de los hombres y mujeres comunes, y el propósito de la práctica budista es fortalecer ese estado de vida hasta que la compasión llegue a ser el fundamento de todas nuestras acciones.Además de la compasión, los votos reflejan el compromiso que hace el bodhisattva para llegar al auto-dominio, su compromiso para estudiar y aprender y para lograr la sabiduría. No obstante, ninguno de estos votos se persigue en el vacío o para simplemente perfeccionar o adornar la personalidad; en el fundamento de todos estos esfuerzos está siempre la determinación de remover los sufrimientos de los demás y reemplazarlos con la felicidad.
Para los seguidores del budismo de Nichiren Daishonin, la práctica del bodhisattva está contenida en el doble y recíproco aspecto de la "práctica para uno y para los demás. " El corazón de la práctica para uno mismo es la recitación de Nam-myojo-rengue-kyo (el "Daimoku" del Sutra del Loto) junto con pasajes clave del Sutra.
El propósito de esta práctica es revolucionar la vida interior de uno para desarrollar las cualidades del Buda: valentía, sabiduría, compasión y abundante energía o fuerza vital. Aun cuando en un principio, mucha gente pueda practicar el budismo con el deseo de obtener su felicidad personal, de sobreponerse a la enfermedad o algún otro reto en apariencia insuperable, a medida que su estado de vida se expande, desarrollan en forma natural una preocupación más profunda por la felicidad de los demás. Al percibir la interconexión de todos los seres, llevan a cabo acciones compasivas que incluyen compartir con otros la comprensión del Budismo y así, ellos pueden también extraer los abundantes recursos que yacen dentro de sus vidas. De tal manera que los bodhisattvas están naturalmente comprometidos en la sociedad, esforzándose dinámicamente en su mejoramiento personal y en hacer del mundo un mejor y más humano lugar para todas las personas.
Esto explica por qué los miembros de la SGI se empeñan en ser participantes valiosos en la sociedad y en contribuir tanto como sea posible en sus familias, lugares de trabajo y en su comunidad.
Un bodhisattva es literalmente un ser viviente (sattva) que aspira a la iluminación (bodhi) y lleva a cabo prácticas altruistas. El ideal del bodhisattva, en el cual el individuo busca la iluminación tanto para sí mismo, como para los demás, es de importancia central en la tradición budista Mahayana. La compasión y la identificación con el sufrimiento de los demás, es la más relevante característica del bodhisattva.
Esta característica, se expone en el siguiente incidente del Sutra Vimalakirti, el cual se refiere a un destacado laico seguidor del Buda, quien había caído enfermo. Al preguntársele acerca de su enfermedad, Vimalakirti respondió: "Ya que los seres están enfermos, el bodhisattva está enfermo. La enfermedad del bodhisattva surge de su gran compasión. "Se asevera que el bodhisattva hace cuatro votos expresando su determinación de trabajar por la felicidad de los demás: "No importa cuán incontables seres sensibles existan, juro salvarlos; no importa cuán inextinguibles sean las pasiones, juro dominarlas; No importa cuán ilimitadas sean las enseñanzas, juro estudiarlas; No importa cuán infinita sea la verdad del Buda, juro alcanzarla."Cada uno de los votos a los que el bodhisattva se consagra sin límites, pueden parecer desalentadores a medida que se aleja de sus objetivos.
Sin embargo, el Budismo afirma que el camino del bodhisattva no es una tarea desapegada del mundo para exclusivamente ofrendar compasión o sabiduría a las personas. Más bien, la condición de vida del bodhisattva es inherente a las vidas de los hombres y mujeres comunes, y el propósito de la práctica budista es fortalecer ese estado de vida hasta que la compasión llegue a ser el fundamento de todas nuestras acciones.Además de la compasión, los votos reflejan el compromiso que hace el bodhisattva para llegar al auto-dominio, su compromiso para estudiar y aprender y para lograr la sabiduría. No obstante, ninguno de estos votos se persigue en el vacío o para simplemente perfeccionar o adornar la personalidad; en el fundamento de todos estos esfuerzos está siempre la determinación de remover los sufrimientos de los demás y reemplazarlos con la felicidad.
Para los seguidores del budismo de Nichiren Daishonin, la práctica del bodhisattva está contenida en el doble y recíproco aspecto de la "práctica para uno y para los demás. " El corazón de la práctica para uno mismo es la recitación de Nam-myojo-rengue-kyo (el "Daimoku" del Sutra del Loto) junto con pasajes clave del Sutra.
El propósito de esta práctica es revolucionar la vida interior de uno para desarrollar las cualidades del Buda: valentía, sabiduría, compasión y abundante energía o fuerza vital. Aun cuando en un principio, mucha gente pueda practicar el budismo con el deseo de obtener su felicidad personal, de sobreponerse a la enfermedad o algún otro reto en apariencia insuperable, a medida que su estado de vida se expande, desarrollan en forma natural una preocupación más profunda por la felicidad de los demás. Al percibir la interconexión de todos los seres, llevan a cabo acciones compasivas que incluyen compartir con otros la comprensión del Budismo y así, ellos pueden también extraer los abundantes recursos que yacen dentro de sus vidas. De tal manera que los bodhisattvas están naturalmente comprometidos en la sociedad, esforzándose dinámicamente en su mejoramiento personal y en hacer del mundo un mejor y más humano lugar para todas las personas.
Esto explica por qué los miembros de la SGI se empeñan en ser participantes valiosos en la sociedad y en contribuir tanto como sea posible en sus familias, lugares de trabajo y en su comunidad.
10.1.05
Esho Funi
(Traducido de Buddhism in Daily Life, SGI Quarterly No. 12, Abril 1998)
El principio budista de la inseparabilidad de sujeto y medio ambiente unidad del individuo y su ambiente (esho funi) significa que la vida (sho) y su ambiente (e) son inseparables (funi). Funi significa "dos pero no dos." Esto significa que aunque percibamos las cosas que nos rodean como si estuvieran separadas de nosotros, existe una dimensión de nuestras vidas que es una con el universo. En el nivel más básico de la vida misma, no hay separación entre nosotros y el ambiente que nos rodea.El Budismo enseña que la vida se manifiesta tanto en un individuo vivo como en las condiciones objetivas. Nichiren escribió: "La vida a cada momento abarca (...) tanto al individuo y al ambiente de todos los seres sensibles en cada condición de vida, como a los seres insensibles: plantas, cielo y tierra y hasta la más diminuta partícula de polvo.""La vida" significa el individuo subjetivo que experimenta los efectos de las acciones pasadas y que es capaz de crear nuevas causas para el futuro. El ambiente es la esfera objetiva en donde los efectos kármicos de la vida toman forma. Cada ser viviente tiene su propio y exclusivo ambiente. Por ejemplo, una persona cuya vida interior está en un estado de infierno puede percibir el ambiente dentro de un tren abarrotado como si fuera algo infernal, mientras que una persona en el estado conocido en Budismo como bodhisattva (consultar el ejemplar de Enero de 1998), podría lograr sentir compasión y camaradería con las otras personas en el mismo apuro.Las personas también crean ambientes físicos que reflejan su realidad interior. Por ejemplo, alguien que está deprimido es propenso a descuidar su apariencia personal y la de su hogar. Por otra parte, alguien seguro y generoso, crea un ambiente cálido y atractivo a su alrededor.De acuerdo con el Budismo, todo a nuestro alrededor, incluyendo las relaciones familiares y el trabajo, es el reflejo de nuestras vidas. Todo es percibido a través del individuo y se modifica de acuerdo al estado interior de la vida individual. Así que, si cambiamos nosotros, nuestras circunstancias también cambiarán inevitablemente.Este es un concepto liberador en tanto que significa que no hay necesidad de buscar la iluminación fuera de nosotros mismos o en un lugar en particular. Dondequiera que estemos, en cualesquiera sean las circunstancias, podemos manifestar nuestra Budeidad innata y así transformar la experiencia de nuestro ambiente en "la tierra del Buda", un lugar lleno de alegría donde podemos crear valor para nosotros y para los demás.Nichiren escribió: "Si las mentes de las personas son impuras, su tierra también es impura, pero si sus mentes son puras, así es su tierra. No hay dos tierras, pura e impura en sí mismas. La diferencia yace únicamente en la bondad o la maldad de nuestras mentes." ("Maldad" significa el egoísmo y las acciones con estrechez de miras basadas en la codicia, la arrogancia, el miedo y la agresión.)Esto puede ilustrarse sencillamente, con el estado del ambiente natural en las diferentes sociedades. En algunos medios rurales, los pueblos indígenas muestran profundo respeto por su entorno natural, sin tomar más de lo que necesitan; así, las riquezas de la naturaleza son preservadas y a cambio proveen de sustento y abrigo. Sin embargo, en las áreas desarrolladas en donde la codicia materialista predomina, el ambiente ha sido comúnmente despojado y devastado con efectos catastróficos.La acción individual más positiva que podemos llevar a cabo para la sociedad y la tierra, es transformar nuestras propias vidas para que dejen de estar dominadas por la ira, la codicia y el miedo. Cuando manifestamos sabiduría, generosidad y honestidad, estamos haciendo elecciones más provechosas en forma natural y nos hallaremos en un entorno generoso y confortable. A menudo, no podemos anticipar los resultados a largo plazo de nuestras acciones, y es difícil de creer que las opciones de un individuo puedan realmente afectar el estado del mundo, pero el Budismo enseña que a través de la unidad del individuo y el ambiente, todo está interrelacionado.Tanto más creamos que nuestras acciones hacen la diferencia, cuanto más grande será la diferencia que podamos hacer.
El principio budista de la inseparabilidad de sujeto y medio ambiente unidad del individuo y su ambiente (esho funi) significa que la vida (sho) y su ambiente (e) son inseparables (funi). Funi significa "dos pero no dos." Esto significa que aunque percibamos las cosas que nos rodean como si estuvieran separadas de nosotros, existe una dimensión de nuestras vidas que es una con el universo. En el nivel más básico de la vida misma, no hay separación entre nosotros y el ambiente que nos rodea.El Budismo enseña que la vida se manifiesta tanto en un individuo vivo como en las condiciones objetivas. Nichiren escribió: "La vida a cada momento abarca (...) tanto al individuo y al ambiente de todos los seres sensibles en cada condición de vida, como a los seres insensibles: plantas, cielo y tierra y hasta la más diminuta partícula de polvo.""La vida" significa el individuo subjetivo que experimenta los efectos de las acciones pasadas y que es capaz de crear nuevas causas para el futuro. El ambiente es la esfera objetiva en donde los efectos kármicos de la vida toman forma. Cada ser viviente tiene su propio y exclusivo ambiente. Por ejemplo, una persona cuya vida interior está en un estado de infierno puede percibir el ambiente dentro de un tren abarrotado como si fuera algo infernal, mientras que una persona en el estado conocido en Budismo como bodhisattva (consultar el ejemplar de Enero de 1998), podría lograr sentir compasión y camaradería con las otras personas en el mismo apuro.Las personas también crean ambientes físicos que reflejan su realidad interior. Por ejemplo, alguien que está deprimido es propenso a descuidar su apariencia personal y la de su hogar. Por otra parte, alguien seguro y generoso, crea un ambiente cálido y atractivo a su alrededor.De acuerdo con el Budismo, todo a nuestro alrededor, incluyendo las relaciones familiares y el trabajo, es el reflejo de nuestras vidas. Todo es percibido a través del individuo y se modifica de acuerdo al estado interior de la vida individual. Así que, si cambiamos nosotros, nuestras circunstancias también cambiarán inevitablemente.Este es un concepto liberador en tanto que significa que no hay necesidad de buscar la iluminación fuera de nosotros mismos o en un lugar en particular. Dondequiera que estemos, en cualesquiera sean las circunstancias, podemos manifestar nuestra Budeidad innata y así transformar la experiencia de nuestro ambiente en "la tierra del Buda", un lugar lleno de alegría donde podemos crear valor para nosotros y para los demás.Nichiren escribió: "Si las mentes de las personas son impuras, su tierra también es impura, pero si sus mentes son puras, así es su tierra. No hay dos tierras, pura e impura en sí mismas. La diferencia yace únicamente en la bondad o la maldad de nuestras mentes." ("Maldad" significa el egoísmo y las acciones con estrechez de miras basadas en la codicia, la arrogancia, el miedo y la agresión.)Esto puede ilustrarse sencillamente, con el estado del ambiente natural en las diferentes sociedades. En algunos medios rurales, los pueblos indígenas muestran profundo respeto por su entorno natural, sin tomar más de lo que necesitan; así, las riquezas de la naturaleza son preservadas y a cambio proveen de sustento y abrigo. Sin embargo, en las áreas desarrolladas en donde la codicia materialista predomina, el ambiente ha sido comúnmente despojado y devastado con efectos catastróficos.La acción individual más positiva que podemos llevar a cabo para la sociedad y la tierra, es transformar nuestras propias vidas para que dejen de estar dominadas por la ira, la codicia y el miedo. Cuando manifestamos sabiduría, generosidad y honestidad, estamos haciendo elecciones más provechosas en forma natural y nos hallaremos en un entorno generoso y confortable. A menudo, no podemos anticipar los resultados a largo plazo de nuestras acciones, y es difícil de creer que las opciones de un individuo puedan realmente afectar el estado del mundo, pero el Budismo enseña que a través de la unidad del individuo y el ambiente, todo está interrelacionado.Tanto más creamos que nuestras acciones hacen la diferencia, cuanto más grande será la diferencia que podamos hacer.
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