CONFERENCIA DE GREG MARTÍN
Hoy vamos a hablar del “objeto de devoción” del budismo de Nichiren Daishonin. El primer punto que quisiera mencionar es que el primer diccionario de japonés fue escrito por portugueses. Hace cientos de años, llegaron al Japón algunos barcos en los que también llegaron sacerdotes jesuitas. Ellos interpretaban lo que veían según su perspectiva cristiana. Por esa razón, muchas de las palabras que se refieren a los escritos budistas tienen la influencia de la perspectiva cristiana. Un ejemplo de eso es la expresión “objeto de devoción.” En las traducciones que se usaban anteriormente de los goshos usábamos la palabra “objeto de veneración” pero venerar es colocar al Gojonzon por encima de nosotros, y esa no es la verdadera relación de nosotros con el Gojonzon por eso en las nuevas traducciones usamos “objeto de devoción.” Se puede decir, por ejemplo, que una persona está dedicada o devocionada a su familia pero esto no es lo mismo que decir que estar venerando a su familia. Uno puede estar devocionado o dedicado a su maestro o a su mentor pero no venerándolo o rindiéndole culto. Claramente, cuando pensamos en nuestra relación con el Gojonzon tenemos que cambiar la idea de que estamos venerando un poder externo que está por encima de nosotros. En realidad es algo a lo que nos dedicamos. Nos devocionamos al Gojonzon mediante nuestra práctica budista.
El segundo punto que quisiera mencionar es que en casi todas las culturas existe la idea de que los objetos tienen poder por sí solos. De hecho, es algo que llevó a un gran cisma en la iglesia católica. Los ortodoxos orientales pensaban que las imágenes tenían en sí mismos un poder divino. Los católicos romanos decían que no, que estas imágenes lo representan. Por esta discordia, la iglesia se dividió entre cristianos ortodoxos y cristianos católicos. Aún ahora muchas personas creen que las imágenes tiene poder. Es una idea muy antigua que está muy arraigada en la mente de las personas.
Cuando creemos que un objeto tiene poder la idea es que una persona o un sacerdote le ha otorgado ese poder. O que ha ocurrido un milagro y que un ser supremo le dio el poder a ese objeto. Así este objeto, que es como una batería que está cargada, lo podemos llevar a la casa y le enchufamos nuestras vidas. O pensamos que ese objeto es como una computadora de la que podemos descargar un programa, para luego cargar el programa a nuestra vida. Esto, a un nivel fundamental, es creer que el poder está fuera de nosotros, es decir, que nosotros no tenemos ese poder, y que por eso lo tenemos que obtener de algo o alguien que está fuera de nosotros. Esa creencia de que el poder está allá arriba o allá afuera y no dentro de nosotros, de que hay un poder que es mayor y mejor que el de nosotros, nos lleva a poner a algo o a alguien por encima de nosotros. Y al poner a alguien por encima de nosotros, necesariamente nos colocamos por debajo de ese alguien o ese algo.
Lamentablemente la historia humana está llena de ejemplos así. Yo creo que la razón es que es extremadamente difícil para los seres humanos creer en sí mismos. Estamos tan concientes de nuestras debilidades, de nuestras negatividades, de nuestras carencias. Por eso, cuando vemos a otros que parecen estar mejor que nosotros, fácilmente llegamos a creer que ellos tienen algo que nosotros no tenemos.
Las religiones por muchos miles de años han tomado ventaja de esta falta de credibilidad que ser humano tiene en cuanto a sí mismo. Al hacerlo han esclavizado espiritualmente a las personas. Pero eso sólo es posible cuando las personas aceptan no creer en sí mismas. Sólo es posible cuando no confiamos en nuestro propio poder. En este gosho el Daishonin dice muy claramente que esto no es así. No existe ninguna persona, ni ningún ser supremo, ni ninguna entidad fuera de nosotros que nos pueda suministrar poder alguno.
¿Cuando ustedes recibieron sus Gojonzon particulares y lo entronizaron en sus casas, eso les cambio la vida? ¿Si ustedes no hacen gonguio, daimoku, actividades y estudio, tener un Gojonzon cambia su vida? La respuesta es no, y la razón es que, sin usted, el Gojonzon no tiene poder. Usted es la persona clave. Su fe y su práctica es lo que activa el poder del Gojonzon.
En este gosho Nichiren Daishonin especifica claramente que un objeto, por sí mismo, no puede ser igual a un Buda. La razón es que al objeto le faltan dos cosas: la voz del buda y el espíritu del buda. El daimoku, es decir, la invocación Nam-myojo-rengue-kyo, está inscrito en el centro del gojonzon, y el gosho dice “...la voz hace el trabajo del Buda.” El daimoku forma parte del objeto de devoción, en el gosho La apertura de los ojos, Nichiren Daishonin dice:
El buda posee 32 características o rasgos, todas ellas representan el aspecto físico. Treinta y una de ellas pertenecen a la categoría de las características visibles y físicas... pueden ser representadas en formas perceptibles, tales como cuadros o estatuas. El rasgo que falta, la voz... pertenece a la categoría de los atributos invisibles y físicos...no puede ser plasmada en ninguna forma ya sea en cuadro o imagen.
Al inscribir el Gojonzon, Nichiren Daishonin hizo casi todo el trabajo, al dejarnos el Gojonzon que nosotros tenemos en nuestras casas, nos dejó la perfecta potencialidad. A este respecto, Nichiren dice lo siguiente:
Desde la muerte del Buda se han hecho dos clases de imágenes de él, talladas en madera o pintadas, ellas son poseedoras de las 31 características del Buda, pero carecen de su voz pura y de largo alcance. Por lo tanto no son iguales al Buda y también carecen del aspecto espiritual.
Se requiere de un ser humano que entone daimoku para que el trabajo del Daishonin esté completo. Y para que usted complete el trabajo que el Buda comenzó, usted debe ser un Buda. El Gojonzon incluye a la persona que entona el daimoku, nosotros somos parte del Gojonzon. Por eso el Daishonin nos dice “nunca busque este Gojonzon fuera de usted mismo.” Después de todo, el poder, la fuente de poder, es usted.
Esto es algo que nos reta a cambiar el modo en el que nos vemos a nosotros mismos. Nos desafía a traspasar la falta de credibilidad en nosotros. Por esta razón si nos sentamos frente al Gojonzon a mendigar, a pedirle al Gojonzon como si se tratase de un ser supremo, sólo logramos manifestamos muy poco del poder del Gojonzon. Pero cuando realmente captamos “soy Buda,” al entonar daimoku al Gojonzon estamos haciendo el trabajo del Buda, es ahí cuando hacemos surgir nuestra budeidad y la manifestamos.
Una cosa más, el daimoku todavía no es suficiente si fuese suficiente el daimoku sería una fórmula mágica, cualquiera lo podría repetir y siempre funcionaría. Pero todos hemos pasado por momentos en los que hemos entonado daimoku y no ha funcionado.
El último ingrediente, como dice la frase de gosho anterior es el aspecto espiritual del Buda. Hay muchas otras sectas de budismo de Nichiren que tienen Gojonzon, incluyendo la Nichiren Shoshu, que hacen el mismo daimoku que hacemos nosotros, que estudian lo mismo que estudiamos nosotros, que hacen gonguio, que tienen un Gojonzon, que hacen actividades, pero hay una gran diferencia en el tipo de resultado que ellos derivan de todo eso. La razón es que carecen del aspecto espiritual del Buda.
En el gosho sobre la Obtención del Estado de Buda, el Daishonin dice que uno puede estar practicando y, aún así, no ser un budista. De hecho, creo que muchos de nosotros somos budistas por fuera pero seguimos siendo cristianos por dentro. Por eso tenemos prueba real, pero tenemos poca prueba real; aún no podemos manifestar la inmensa e increíble prueba real del poder del Gojonzon. La clave está en el aspecto espiritual del Buda, es decir, el ichinen de fe: Practicar con “el mismo ichinen de Nichiren” o “la misma mente de Nichiren” “con el mismo objetivo de Nichiren.” Esto significa “practicar con el profundo deseo del kosen rufu.” La clave es tener “el mismo objetivo y la misma intención de Nichiren.”
Cuando cantamos daimoku al Gojonzon con el mismo objetivo que Nichiren, entonces es cuando completamos el Gojonzon. Ahí es cuando despierta el poder del Gojonzon. Por eso estudiar es tan importante. Si no estudiamos el gosho y no leemos las orientaciones del Presidente Ikeda, no podemos saber cuál es el objetivo de Nichiren.
Podemos estar entonando daimoku pero estar desviados hacia algo muy lejano al objetivo o a la intención del Daishonin. Podemos estar alabando al Gojonzon con nuestro daimoku pero estar traicionando sus intenciones. Por ejemplo, podemos estar entonando mucho daimoku, pero rompiendo la unidad. Podemos estar haciendo fuertes actividades pero en lugar de tener el corazón en el kosen rufu, podemos estar haciéndolo para satisfacer nuestro pequeño ego. Eso no es tener el mismo objetivo de Nichiren. Eso disminuye el poder del Gojonzon. Por eso recibimos orientaciones. Todos sabemos la conclusión de todas las orientaciones en la fe: entonar más daimoku... ¿Alguno de ustedes ha recibido una orientación en la que le digan “no entone tanto daimoku”? (risas) No, claro que no, siempre la conclusión es “más daimoku”. Por eso como ya sabemos eso, especialmente la división de caballeros (risas) pensamos: “¿Para qué recibir orientación? Me van a decir que la clave está en que entone daimoku y eso ya yo lo sé.” La razón por la que buscamos la orientación no es para que nos digan que entonemos más daimoku es para que corrijamos nuestro ichinen de fe, es decir para que podamos orientar nuestra actitud y nuestra intención hacia la misma actitud y la misma intención de Nichiren Daishonin.
Por ejemplo si estamos sufriendo de enfermedad y nos desalentamos por las palabras del médico. Estamos hacemos daimoku pero sentimos que no podemos lograr la confianza y el coraje para activar el poder de la práctica, nos derrota el diagnóstico del médico y no podemos tener la confianza que tenía el Daishonin, estamos haciendo gonguio y entonando daimoku pero en nuestro corazón nuestra determinación es diferente a la de Nichiren.
Cuando nuestra determinación y nuestro corazón no están puestos en el mismos objetivo de Nichiren el poder del Gojonzon permanece dormido, latente. Entonces acudimos a nuestro responsable a pedirle orientación (aunque eso casi siempre ocurre es en la División de Damas) (risas) esta persona nos da la orientación y nos dice: “Qué está pasando contigo? Yo sobrepasé el cáncer seis 6 veces!!! (risas) Entonces esta persona nos lee una frase de gosho, y nos dice “el Gojonzon es absoluto, tú también puedes... lucha por vivir para kosen rufu,” entonces nuestro ichinen de fe correcto despierta de nuevo y decimos: “Si ella lo pudo hacer, yo también lo puedo hacer.” Entonces vamos al Gojonzon y entonamos daimoku con otra actitud, e inmediatamente el poder del Gojonzon que ha estado dormido se despierta y los beneficios comienzan a fluir.
A veces creemos que nuestra fe está derecha, creemos que todo está bien, entonces vamos a un responsable serio y esta persona se da cuenta de que nuestra fe en realidad no está derecha, y nos lo dice, mira, está torcida y entonces le hacemos un “tratamiento quiropráctico” a nuestra fe torcida y la enderezamos. Al enderezar nuestra actitud comienzan a cambiar las cosas. Las orientaciones son para cambiar la actitud, un dirigente experimentado puede ver que la actitud de un miembro es incorrecta. Al hacer ese “tratamiento quiropráctico espiritual” cambia todo.
Sin duda alguna, cuanto entonamos daimoku con la misma intención de Nichiren es cuando estamos llevando a la práctica budista las dos cosas que nosotros tenemos que aportar para que el poder del Gojonzon esté completo: la voz del Buda, y el aspecto espiritual del Buda, es decir, el mismo objetivo y la misma intención de Nichiren, nuestra actitud en la fe.
Para quienes no tienen el mismo objetivo de Nichiren Daishonin el Gojonzon es un pedazo de papel, esto nos ayuda a comprender la esencia del danto. Cuando comienzan a traicionar los goshos y pierden el objetivo de Nichiren Daishonin, entonces el Gojonzon ya no es el Gojonzon, no tiene poder, no es una falla del Gojonzon, al ellos desviarse el Gojonzon permanece dormido. Por eso, nuestros amigos miembros que se han ido con el danto han perdido el poder del Gojonzon por eso seguimos hablando con ellos una y otra vez. Nikken no quiere que sepamos que ya nosotros tenemos dentro de nosotros el poder que necesitamos, quiere que creamos que es Nikken quien tiene el poder. Que sólo él puede activar el poder del Gojonzon y que él se lo puede quitar. Ellos saben lo difícil que es que un ser humano llegue a creer plenamente en sí mismo.
Pero el budismo de Nichiren Daishonin en su nivel más fundamental existe para enseñarle a todas y cada una de las personas que ella... ella misma... y no algo externo a ella... tiene el máximo poder dentro de sí. ESTE ES EL OBJETIVO DE NICHIREN, ESA ES LA INTENCIÓN DE NICHIREN.
Así, cuando los Bodisatvas de la Tierra nos sentamos frente al Gojonzon y entonamos un sincero daimoku con la misma intención de Nichiren Daishonin de lograr el kosen rufu, completamos el Gojonzon, completamos el trabajo del Buda, y completar el trabajo del Buda es algo que sólo un Buda puede hacer, al hacerlo, sacamos el buda del Gojonzon, y a la vez que sacamos el buda del Gojonzon el buda que está dentro de nosotros también sale. Esta fusión de kyo-chi-myo-go, entre la budeidad del Gojonzon y nuestra propia budeidad da lugar a la gran ceremonia del kosen rufu. Ocurre exactamente lo que está descrito en el sutra del loto en la ceremonia del aire.
Es importante que aprendamos del problema con el clero y que nos repitamos a nosotros mismos una y otra vez y que le repitamos a nuestros hijos y a nuestros nietos que NOSOTROS TENEMOS EL MAXIMO PODER IMAGINABLE EN NUESTRA PROPIA VIDA. Que no existe otra fuente de poder que las vidas de nosotros los seres humanos que entonamos daimoku al Gojonzon.
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