21.1.05

Deseos Mundanos en Iluminación

Tomado de Buddhism in Daily Life, SGI Quarterly No. 19, enero 2000

A menudo, las personas que conocen el Budismo de Nichiren por primera vez, se sorprenden por la postura de éste hacia los deseos, la cual parece contradecir la imagen prevaleciente del Budismo, ya que para muchos, éste se asocia con el ascetismo y en efecto, hay muchas escuelas y tradiciones que enfatizan la necesidad de eliminar los deseos y cortar con todos los apegos.
Una vida controlada por los deseos es miserable. En las escrituras Budistas se simboliza ese estado de vida con "demonios hambrientos" con cabezas gigantes y enormes bocas pero con estrechísimas gargantas que les hacen imposible satisfacer su hambre. El horror que, deliberadamente provocan estas imágenes, lo cultivó el Buda Shakyamuni debido a la necesidad de separar a la gente de sus apegos a las cosas, incluyendo a la existencia física. Shakyamuni trataba de decirles que la felicidad real no estaba aquí y que los apegos terminarían por perderlos.
Las tendencias profundamente arraigadas a los apegos y los deseos (en Japonés, bonno) se traducen al Inglés como "earthly desires" (en Español: deseos mundanos). Pero, ya que estas tendencias también incluyen el odio, la arrogancia, la desconfianza y el miedo, la traducción "deluded impulses" (en Español: motivos o impulsos engañosos), podría resultar en algunos casos más apropiada. ¿Es posible eliminar realmente tales deseos y apegos? Después de todo, los apegos son sentimientos humanos naturales y los deseos son un aspecto vital y necesario de la vida. El deseo, por ejemplo, de protegerse uno mismo y a los seres amados, ha sido la inspiración para un amplio campo de progreso en la creación de grupos sociales de apoyo. Asimismo, el deseo de entender el lugar de la humanidad en el cosmos, ha llevado al desarrollo de la filosofía, la literatura y del pensamiento religioso.
En este sentido, eliminar todos los deseos no es posible ni, de hecho, deseable. Si nos despojamos por completo de los deseos, podríamos terminar socavando nuestra voluntad de vivir, tanto individual, como colectivamente.
Las enseñanzas de Nichiren enfatizan la transformación, en lugar de la eliminación, de los deseos. Los deseos y los apegos son vistos como combustible en la búsqueda de la iluminación. Él dice: "Ahora, Nichiren y los que invocan Nam-myojo-rengue-kyo... queman la leña de los deseos mundanos y contemplan el fuego de la sabiduría iluminada..." En el mismo tenor, el Sutra del Valor Universal establece: "Aun sin extinguir sus deseos mundanos o negando los cinco deseos, ellos pueden purificar todos sus sentidos y erradicar todas sus faltas." El enfoque de Nichiren tiene el efecto de popularizar, humanizar y democratizar el Budismo. En otras palabras, al hacer de las aspiraciones, los sueños y frustraciones de la vida diaria el "combustible" para el proceso de la iluminación, Nichiren abre el camino de la práctica budista a aquellos que habían sido tradicionalmente excluidos, debido a la exigencia de retirarse del mundo a la meditación; aquellos, por ejemplo, quienes desean continuar jugando un papel activo en el mundo.
De tal manera que no es coincidencia que esta actitud hacia los deseos ocupe un lugar central en la tradición del Budismo Mahayana y que enfatice el papel de los practicantes laicos. Para las personas que viven en medio de los cambios constantes y la tensa realidad, éstos desafíos precisamente, son los estímulos más efectivos para dedicarse a la práctica budista, en lugar de un objetivo abstracto de "iluminación" que requiera de cortar con todos los deseos y apegos. Sobreponerse a los problemas, realizar sueños y metas largamente acariciados: esta es la clase de cosas cotidianas de las cuales obtenemos un sentido de realización y felicidad. El Presidente de la SGI ha enfatizado la importancia de no cortar nuestros apegos, sino de entenderlos y, a final de cuentas, usarlos.
Las experiencias de la fe de los miembros de SGI describen eventos y cambios que parecen a simple vista estar enfocados hacia la parte externa y material de la vida. Pero tales "beneficios" son sólo una parte de la historia. El Budismo divide los beneficios de la práctica en "conspicuos" e "inconspicuos." Los beneficios de obtener un nuevo trabajo, vencer una enfermedad, un matrimonio exitoso y así sucesivamente, no están separados de un profundo y concienzudo proceso de auto-reflexión dirigido a una transformación interna. El grado de motivación generada por los deseos, puede aportar tal intensidad a nuestra práctica, que finalmente se obtiene la recompensa espiritual. Bonno soku bodai significa literalmente "Los deseos mundanos son iluminación" y el concepto conforma una tesis clave en el Budismo de Nichiren. A través de nuestra práctica budista, aun el más mundano y engañoso impulso puede ser transformado en algo generoso y noble y, nuestros deseos, enfocados de forma natural en nosotros mismos, se extienden a otros deseos concernientes a nuestras familias, amigos, comunidades y, finalmente, al mundo entero.
En esta forma, la naturaleza de los deseos se transforma gradualmente, de deseos por lo material y físico, a deseos orientados más espiritualmente, para llevar una vida más plena. Como dice el Presidente Ikeda: "Creo en la existencia de otra clase de deseos humanos: A esto le llamo el deseo fundamental y, tengo la convicción de que este deseo fundamental, es la fuerza que impulsa activamente a todos los otros deseos humanos hacia la creatividad. Es la fuente de toda la energía impulsora inherente a la vida; también es el anhelo de unir la propia vida con la vida del universo y obtener su energía vital."

No hay comentarios.: