La frase japonesa kosen-rufu expresa un concepto fundamentalmente importante para los miembros de la SGI. A menudo es utilizado como sinónimo de paz mundial, y ha sido informalmente definido como “paz mundial a través de la felicidad individual”. Más ampliamente, podría ser entendido como una visión de la paz social originada por la amplia aceptación de valores esenciales tales como el indefectible respeto por la dignidad de la vida humana.
La frase en sí es de origen antiguo y aparece en el 23º capítulo del Sutra del loto, que dice, “En el quinto período de quinientos años después de mi muerte, logren el kosen-rufu mundial y nunca permitan que cese su flujo”. Aquí, la frase kosen-rufu es escrita con cuatro caracteres chinos que podrían ser traducidos, respectivamente, como “ampliamente”, “declarar”, “flujo” y “promulgar”, y en su sentido más literal significa el amplio flujo y propagación –una aplicación– de las enseñanzas contenidas en el Sutra del loto. Kosen-rufu implica un enfoque de la práctica budista que está profundamente comprometida con los asuntos de la sociedad y el mundo.
Nichiren (1222 – 1282) se distinguió de los budistas de su tiempo por su frecuente uso de este término. El énfasis puesto por Nichiren en el kosen-rufu tipifica su enfoque de la práctica budista; que nuestra felicidad personal –iluminación– está inextricablemente vinculada con la paz y felicidad de nuestros compañeros humanos y de la sociedad en general. Él rechazó la idea de que la iluminación sea algo que se deba cultivar como una virtud privada, interior. También rechazó la idea de que la meta apropiada del Budismo sea recoger alguna recompensa en una vida futura. Lo que tienen en común estas dos ideas es la resignación respecto a nuestra capacidad para superar el sufrimiento y transformar positivamente la sociedad. Para Nichiren, esto representaba una desviación inaceptable del esencial concepto budista de que la gente es capaz de realizar la genuina felicidad en este mundo. Ambos enfoques fueron el blanco de sus críticas.
En la visión de Nichiren, la iluminación no es tanto una meta o un fin en sí misma cuanto una base para la acción altruista. El estado de vida de la Budeidad –una condición de ilimitada vitalidad, sabiduría y misericordia– es uno que se expresa, mantiene y fortalece a través de la acción comprometida para contribuir con el bienestar y la felicidad de las demás personas.
El énfasis de Nichiren en el kosen-rufu también reflejaba su comprensión de la naturaleza del tiempo en el cual vivió. Era ampliamente considerado que la historia había entrado en el período del “Último Día de la Ley” (mappo en japonés). Que, según se decía, comienza 2.000 años después de la muerte del buda Shakyamuni (de allí la orden “en el quinto período de quinientos años después de mi muerte”), estaba predicho que habría un período de degeneración, en el cual las enseñanzas del Buda perderían su poder para salvar a las personas. Los cálculos de los budistas japoneses, habían puesto el inicio del Último Día de la Ley en 1052, y la llegada de esta temible época era saludada con gran ansiedad.
La degenerada naturaleza de la época y el fracaso de la Ley budista parecían estar confirmados por los acontecimientos. En 1221, por ejemplo, un año antes del nacimiento de Nichiren, un emperador ermitaño había tratado de derrocar al gobierno dominado por la clase samurai, consiguiendo que las sectas budistas establecidas oraran por la victoria. Él fue derrotado fácilmente y pasó el resto de su vida en el exilio. En la imaginación popular, esto representaba una derrota impensable para la autoridad secular del emperador y la autoridad religiosa del Budismo oficial. Los violentos desastres naturales, el malestar político, el hambre y las plagas continuaban ocurriendo a lo largo de la vida de Nichiren, proporcionando un telón de fondo para el desarrollo de su pensamiento.
No obstante, a diferencia de muchos de sus contemporáneos, Nichiren no consideraba el Último Día como una época de resignación al sufrimiento inevitable. Más bien, enfocaba los pasajes de los sutras que predecían que el Último Día sería la época en que el Budismo reviviría en formas nuevas, y se propagaría ampliamente para beneficiar a las personas. En términos prácticos, él veía el Último Día como una era en que la felicidad sólo para uno mismo ya no era una opción viable. El único camino hacia la felicidad, desde su punto de vista, era uno que desafiaba activamente las causas raíces de la infelicidad que afligía a todas las personas y a toda la sociedad.
En nuestra época, la globalización, la profundización de la interacción y la interdependencia entre las personas del mundo, está haciendo cada vez más evidente que la paz y la prosperidad no pueden ser disfrutadas sólo por un grupo limitado o por los habitantes de algún país aislado. La simple verdad de que la humanidad se levantará o caerá junta, está ganando una muy amplia aceptación.
Una visión de la paz mundial
La visión de Nichiren no se limitaba al Japón. Por 1273, la frase “el retorno del Budismo hacia el oeste” comienza a aparecer en sus escritos. Esta frase, íntimamente vinculada con la idea del kosen-rufu, indica que el Budismo, habiéndose propagado hacia el este, hasta el Japón, finalmente se propagaría (retornaría) hacia la India, y los países del oeste, alcanzando al mundo entero.
En 1274, las fuerzas mongolas por primera vez intentaron invadir al Japón. En 1279, los mongoles derrotaron al Song del sur, en el continente asiático, llevando a su fin a esa dinastía. Muchos sacerdotes budistas huyeron al Japón como refugiados, y sus informes gráficos de la invasión elevaron el sentimiento de temor que dominaba al Japón. Por primera vez en su historia, el Japón se encontraba atrapado en el vórtice de la historia mundial, y esto formó el fondo de escena para el llamado de Nichiren por la propagación de sus enseñanzas más allá de los confines del Japón.
Si bien Nichiren puede destacarse entre los budistas japoneses por buscar la aceptación global de sus ideas, en la historia de las religiones mundiales, esto está lejos de ser único. A lo largo del curso de la historia, muchas religiones han surgido con un mensaje de salvación universal, que han buscado realizar a través de una propagación universal.
En este sentido, es importante aclarar lo que no es el kosen-rufu. No significa la conversión de todos los habitantes de la Tierra, sin excepción, al Budismo de Nichiren. Aun cuando los miembros de la SGI, profundamente convencidos de la validez del Budismo de Nichiren, se sientan ansiosos de compartir sus beneficios con familiares y amigos, la fe no es vista como una rígida demarcación de quiénes son “salvados” y quiénes no. Debido a que la vida de todas las personas están interconectadas en el nivel más profundo, un cambio fundamental en la vida de una persona tendrá una influencia positiva en todas las personas con quienes esa persona tiene contacto, especialmente con quienes comparte una íntima conexión. Así como la luz de un faro puede guiar a muchas naves hacia la seguridad, el ejemplo de una sola persona que brilla de convicción y alegría puede ayudar a muchas personas a encontrar la dirección en la vida.
En nuestro mundo actual, la oscuridad que más requiere ser disipada es la atrincherada incapacidad para reconocer la dignidad de la vida. Las ideologías que enseñan que ciertas personas no tienen dignidad, que ciertas vidas son prescindibles, minan la base común de la dignidad humana. El fracaso en reconocer el propio potencial y el valor verdadero siempre está vinculado con la negación de las cualidades de los demás. La violencia tiene su fuente en una falta de confianza en sí mismo.
Así, para los miembros de la SGI, kosen-rufu significa el incesante esfuerzo por realzar el valor de la dignidad humana, por despertar a todas las personas a su ilimitado valor y potencial. Es por esta razón que los esfuerzos en los campos de la paz, la ayuda humanitaria, el intercambio educacional y cultural son todos vistos como aspectos vitales del movimiento del kosen-rufu. Porque estos promueven los valores que son integrales a la felicidad humana.
Finalmente, se debe entender que kosen-rufu no representa un punto final estático. Como lo señaló el presidente de la SGI Daisaku Ikeda, en 1970, “Kosen-rufu no significa un punto final o el término de un flujo, sino que es el flujo mismo, el pulso mismo del Budismo viviente dentro de la sociedad”.
En este sentido, el “logro” del kosen-rufu no sugiere el fin de la historia o de los inevitables conflictos y contradicciones que impulsan la historia. Más bien, podría ser considerado como la construcción de un mundo en el cual un respeto profundo y ampliamente profesado por la vida humana serviría de una manera pacífica y creativa. Esto, sin embargo, no es algo que debamos esperar pasivamente. El Budismo enseña que es algo que podemos comenzar a implementar ahora mismo, en donde estemos.
El término budista “kosen-rufu” significa la paz duradera, eterna.
Señala los reinos dinámicos donde la felicidad individual y el florecimiento de la sociedad se unen en perfecta concordancia; donde todas las personas, –toda la humanidad viviente, que respira; donde las canciones que alaban y glorifican la esencia más interior de la vida son compartidas en condiciones de seguridad y contento.
(Del poema Luchando por la paz, de Daisaku Ikeda)
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