(De la edición del 19 de agosto de 1998 del Seikyo Shimbun, el periódico de la Soka Gakkai.)
Tomado del Seikyo Criollo, Sept 1998
Los ideales que se forjan durante la juventud destellan como diamantes e iluminan nuestro corazón y nuestra mente. El 6 de setiembre se llevará a cabo en todo el Japón el examen del segundo nivel de estudio para la División de Jóvenes. Muchos han pasado el verano estudiando con denuedo para esta prueba. El Budismo de Nichiren Daishonin nutre a las personas del más excelso humanismo. La fuerza y la pasión de los jóvenes que poseen esta filosofía sin par moldearán el nuevo siglo.
¿Por qué es tan importante para los jóvenes el estudio de las enseñanzas del Daishonin? Existen muchos argumentos, pero pienso que la respuesta puede resumirse en los siguientes tres puntos.
Primero, el estudio budista profundiza la fe. Jamás olvidaré la vez en que el señor Toda subrayó, con hondo pesar, que la razón por la cual la mayoría de sus compañeros habían abandonado sus convicciones al ser presionados por las autoridades militares durante la Segunda Guerra Mundial, fue que no habían adquirido una sólida base en el conocimiento del Budismo de Nichiren Daishonin. "Los miembros no comprendían realmente lo que era la fe, porque no habían profundizado el estudio -declaró-. Se atemorizaron y cedieron ante la persecución. Fue muy desafortunado. Estoy decidido a que ese error no se repita" El estudio es la antorcha que ilumina el camino de la fe. Incluso los sutiles y complejos ataques de las fuerzas negativas ponen de manifiesto su verdadera naturaleza a la luz de la Ley Mística. El estudio construye una sólida estructura para la fe y acicatea nuestra Revolución Humana. Por eso, el señor Toda se dedicó a promoverlo con ahínco para reconstruir la Soka Gakkai después de la guerra, como queda evidenciado en su exhaustiva serie de disertaciones sobre el Sutra del Loto.
Segundo, el estudio da ímpetu al avance del Kosen-rufu. El Gosho declara la validez del Budismo de Nichiren Daishonin y del método de propagación basado en la refutación de lo erróneo y la revelación de lo verdadero. Nos enseña con todo detalle el compromiso que se requiere de quienes buscan propagar ampliamente la Ley Mística, las cualidades de los líderes budistas y la clave para forjar sucesores capaces. Estudiar el Gosho es entrar en contacto con el espíritu del Daishonin; es recibir, directamente del Buda Original, el supremo aliento en la fe y una precisa orientación para seguir el camino correcto en la transmisión de sus enseñanzas. Sólo cuando actuamos de acuerdo con el Gosho podemos decir que hemos aprehendido los principios del Budismo del Daishonin. El estudio sin práctica carece de sentido. Un acabado conocimiento es una fuente de coraje infinito y nos permite extraer nuestro potencial humano más elevado.
Tercero, el estudio es la clave para establecer una nueva filosofía humanística. Hoy enfrentamos problemas extremadamente serios la amenaza de una guerra nuclear, conflictos étnicos, problemas ambientales y el colapso de los sistemas educativos. Las personas buscan la paz y la felicidad, pero la situación se vuelve cada día más oscura y confusa. Esto se debe a la carencia de una filosofía que expone la verdadera naturaleza de la vida y sus funciones. Y aquí es donde entra el Budismo. Sólo regresando a principios tales como la dignidad de la vida, la misericordia, la unidad de cuerpo y mente, y la indivisibilidad de la vida y su entorno, podemos empezar a abrir el camino hacia un nuevo humanismo. La Declaración para la Abolición de las Armas Nucleares del señor Toda fue también una expresión de los principios misericordiosos del Budismo, que busca proteger a la humanidad de cualquier daño. A menos que los miembros de la División de Jóvenes, nuestros líderes del futuro, obtengan una sólida base en la filosofía budista, no habrá futuro brillante para la raza humana.
La nuestra es una filosofía suprema dedicada a llevar felicidad a todas las personas del mundo. El señor Toda creía firmemente que los jóvenes que defendían el Budismo del Daishonin se convertirían en líderes mundiales en diversos planos de la actividad humana. La sincera devoción que él ponía en sus disertaciones sobre el Budismo siempre me recordaba a los maestros espadachines que se brindan por entero, en cuerpo y alma, a su práctica cotidiana. Cierta vez, fue a Osaka para dar una de sus magníficas clases, pero estaba en tan pobre condición física que le pidió al responsable del Departamento de Estudio que se preparara para reemplazarlo. Sin embargo cuando llegó el atardecer, se levantó de la cama y anunció: "Voy a disertar yo mismo, después de todo el capítulo 'Duración de la vida' (Lluryo) del Sutra del Loto dice: '[Y esto], la tarea del Buda, es algo que jamás he descuidado, ni siquiera por un instante'. Un Buda trabaja continuamente para salvar a todos los seres que sufren, no descansa ni un momento. He llegado hasta aquí para brindar esta conferencia, y no puedo ahora pasar esa responsabilidad a otro. Mi deseo es darla, aunque tenga que morir por ello." Del ejemplo de mi mentor, de su voluntad de llegar incluso a arriesgar su vida para enseñar, aprendí cuan seria es la tarea de transmitir el Budismo del Daishonin.
En mi juventud, estudié el Gosho con diligencia. Lo leí tanto, que terminé memorizando muchos de los principales escritos. Ese estudio ha sido la base de mi vida presente. Los exámenes son el mejor aliento que puede haber para profundizar el conocimiento del Budismo. A quienes van a presentar les digo: "¡Hagan lo máximo posible! Que este verano de intenso trabajo y de crecimiento sea un tierno recuerdo en los años venideros cuando breguen para convertirse en triunfadores en la fe y en expertos sin par en las enseñanzas humanistas del Budismo."
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